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Posts Tagged ‘Teoría del Estado’

«Friedrich Engels y la teoría marxista de la política»: Atilio Borón

23/12/2014 Deja un comentario

Engwels-in-later-lifeLa ortodoxia «anti-engelsiana»

El centenario de la muerte de Friedrich Engels ofrece una oportunidad inmejorable para re-examinar y reivindicar la figura y los legados teóricos de quien fuera el alter ego intelectual y político de Karl Marx durante cuarenta años. Reexamen y reivindicación que no pueden hacerse en términos puramente conceptuales, como si se tratara de la obra de un geómetra como Euclides a un siglo de su muerte, sino que deben ser hechos a la luz de lo efectivamente acontecido en el siglo que concluye, es decir, teniendo como telón de fondo el marco ofrecido por el desenvolvimiento histórico de las sociedades capitalistas en sus transformaciones y en sus luchas sociales. Un siglo especial, cuya «densidad» se proyecta en el doloroso tránsito que va desde las iniciales revoluciones mexicana y rusa, la revolución china al promediar el siglo, la descolonización de la India y de Asia y África, la revolución cubana, la derrota norteamericana en Vietnam y el ignominioso «cierre» que le pone la contrarrevolución neoliberal de los años ochenta y noventa en cualquiera de sus variantes, desde los originales forjados por Ronald Reagan y Margaret Thatcher hasta la vergonzante copia representada por la «tercera vía» de Tony Blair y Gerhardt Schröeder y la gaseosa y anodina «centroizquierda» latinoamericana. La ventajosa perspectiva que ofrece la culminación de un siglo tan «marxista» como el actual, según viéramos en el capítulo anterior, crea el ámbito propicio para intentar una evaluación objetiva del legado teórico de Friedrich Engels.

Claro está que de partida es fundamental es tablecer algunos deslindes y precisiones sustantivas. Engels fue un intelectual cuya amplitud de conocimientos e intereses abarcaba desde la filosofía y la historia hasta la antropología y la sociología, pasando por la política y la economía (Mayer, 1978). Va de suyo que en estas páginas ni se nos ocurriría emprender una tarea de semejantes dimensiones, que intentara extraer un balance de las aportaciones de Engels en cada uno de esos campos. El eje de nuestra preocupación, por eso mismo, se encuentra en el terreno de la teoría política. Las contribuciones efectuadas por Engels en otros campos, muchas de ellas polémicas, no serán tema de indagación en nuestro trabajo. Leer más…

«Dos años de “Guerra Económica”: una mirada retrospectiva al Estado venezolano»: Chris Gilbert

05/12/2014 Deja un comentario

Muchos marxistas aceptan un análisis limitado del Estado capitalista que lo caracteriza como un sencillo instrumento de dominación de clase. Aquí están siguiendo a Lenin, quien coloca esta tesis en el centro de su indudablemente brillante El Estado y la revolución . Sin embargo, la idea no logra captar lo que es más específico de la sociedad burguesa moderna: el nuevo índice de separación entre lo económico y lo político. En el modo de producción capitalista, la economía cobra un grado de autonomía hasta entonces desconocido de la esfera política. A diferencia de las clases dominantes anteriores, la burguesía en realidad puede ejercer su dominación, en gran medida, a través de presiones económicas, sin apelar directamente al poder del Estado.

Así lo demuestra la historia del capitalismo. Como Ellen Meiksins Wood ha mostrado de manera convincente en su trabajo sobre el origen del capitalismo, éste nació en la Inglaterra rural en los siglos XVI y XVII . En contraposición con sus contemporáneos franceses y holandeses, los terratenientes ingleses de aquella época no ejercían gran poder político, que se concentraba más bien en la figura del rey y en el parlamento. Lo que sí tenían eran grandes extensiones de tierra y derechos de propiedad claramente definidos. Con las presiones del mercado que llegaron a ejercerse en este contexto, surgió un nuevo proceso que condujo a la dinámica revolucionaria del capitalismo, sobre todo al empuje capitalista para incrementar la productividad [ 1 ] . Leer más…

«Una crítica clasista al concepto y discurso de la sociedad civil»: Jan Lust

21/05/2014 Deja un comentario

En las últimas dos décadas, el discurso político ha sido contaminado cada vez más por el concepto y el discurso de la sociedad civil. El colapso de la antigua Unión Soviética a principios de la década de 1990 en combinación con la introducción del neoliberalismo hizo boom al concepto de la sociedad civil. Como tal, la sociedad civil renació como un discurso adecuado para los intereses del capital y en contra de las fuerzas que luchan por una sociedad en la que los seres humanos son los motores del desarrollo en lugar de los intereses y las necesidades del capital(transnacional), y en donde el desarrollo colectivo forma la base de la asignación social e individual de los recursos.

La definición y el significado del concepto de la sociedad civil han cambiado con el tiempo. El concepto tiene, sobre todo, una connotación histórica y filosófica y fue utilizado por las diferentes fuerzas políticas y organizaciones, en contextos políticos, económicos y sociales específicos, para lograr objetivos particulares de estas fuerzas políticas (Kaldor, 2005: 31-71; Fernández, 2003: 31-197). En los “días de gloria” del neoliberalismo, el concepto fue empleado como una “propuesta conservadora para reducir el papeldel estado y todo lo que perteneceal sector públicoy para “fortalecer la acción privada(Torres-Rivas, 2001). Leer más…

«Estados en transición: nuevas correlaciones de fuerzas y la construcción de la irreversibilidad»: Íñigo Errejón

25/04/2014 1 comentario

1. Introducción: de pensar el acceso al Estado a pensar su transformación.*

 

Hay un pequeño cambio con respecto al tema y al título de la breve explicación que pretendía dar aquí. Ayer, cuando discutíamos sobre cómo aprovechar un espacio rico de discusión para poner encima de la mesa y problematizar algunas de las líneas centrales de una cierta tendencia de cambio de época en América Latina, veíamos que el título que originalmente tenía esta ponencia sitúa el foco muy atrás en el tiempo. Se ha producido abundante literatura y ha habido muchas discusiones sobre cómo han sido los fenómenos que han transformado crisis orgánicas y crisis de Estado en gran parte de los países latinoamericanos (con diferentes intensidades y ritmos) y una suerte de expansión horizontal del descontento, en fenómenos de cambio político y acceso al Estado de coaliciones de grupos sociales que hasta entonces desempeñaban un rol subalterno -esto es: un rol secundario en la distribución de la capacidad de intervención política, capacidad de representación cultural o capacidad de acceso a las instituciones-. Esto está bastante estudiado, lo que no significa que no se deba seguir profundizando por esa línea. Antes bien, ha sido tal la intensidad del cambio político en países con procesos de, digamos, transición estatal, ha sido tal la intensidad y velocidad de estas experiencias de cambio político que, aunque estamos hablando de cosas que sucedieron hace sólo una década, pareciera que hablamos de fenómenos que hemos dejado muy atrás. Unos fenómenos donde el ciclo de movilizaciones, eventualmente, cristalizan en procesos de acceso al Estado de estas coaliciones subalternas.

 

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«Towards the modern Prince : Gramsci’s Machiavellian metaphor»: Peter D. Thomas

02/04/2014 Deja un comentario

This video has been recorded at the international conference on ‘Machiavelli’s The Prince: Five Centuries of History, Conflict, and Politics’ at Brunel University, London, 29th-31st May, 2013.

 

 

 

 

 

 

 

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«The bourgeois state: class domination on the basis of freedom and equality»: Michael Heinrich

18/03/2014 Deja un comentario

13.3.2014., 20h, Faculty of Humanities and Social Sciences, Zagreb, Croatia
Moderated by: Stipe Ćurković
Organised by: Centre for labour Studies (CRS)

talk at [01:4552:54]
discussion at [52:5501:44:27]

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«Gramsci, la otra política. Descifrando y debatiendo los Cuadernos de la cárcel»: Una conversación con el Dr. Lucio Oliver Costilla

03/03/2014 Deja un comentario

El día de hoy gracias al apoyo de Editorial Ítaca podemos platicar con el Dr. Lucio Oliver Costilla, el tema es de singular interés el pensamiento político de Gramsci, y en particular de la obra que está coordinando llamado Gramsci: La otra Política, un buen debate presenta esta conversación.

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«El Estado como campo de lucha»: Enrique Dussel

03/02/2014 Deja un comentario

Esta es la intervención del Dr. Enrique Dusssel en el dialogo el Estado como campo de lucha, realizado el 15 de marzo del 2012 en el Primer encuentro del Buen Vivir.

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«Estado de Derecho: Entre Cuba y el mundo»: Carlos Fernández Liria

02/10/2013 1 comentario
La pupila insomne
Supongo que todos estaremos de acuerdo en que no basta con que la Constitución diga que hay Estado de Derecho para que admitamos que, en efecto, lo hay. Fundamentalmente, decimos que una sociedad está en Estado de Derecho cuando en ella hay una división de poderes, es decir, cuando el poder que legisla, el poder que juzga y el poder que gobierna son independientes entre sí, de modo que, por ejemplo, el gobierno puede ser llevado a los tribunales para ser juzgado con arreglo a unas leyes que no han hecho ni jueces ni gobernantes.Pero esto es una cosa que decimos, igual que puede decirlo la Constitución. Lo difícil no es estar más o menos de acuerdo con esa definición. Lo difícil es averiguar lo que ponemos en juego para distinguir una sociedad que dice estar en estado de Derecho, de una sociedad que efectivamente lo esté. Así por ejemplo, en el 17 de abril de 1989, Pinochet declaró que Chile ya estaba lo suficientemente maduro para volver a ser un Estado de Derecho, que él ya había matado a suficientes marxistas, comunistas e izquierdistas y, que, por tanto, ya podían convocarse elecciones sin peligro de que ganaran las izquierdas, aunque, desde luego –advirtió-, “si gana una opción de izquierdas o se toca a uno solo de mis hombres, se acabó el Estado de Derecho”. El 17 de abril de 1989, por tanto, los medios de todo el planeta celebraron la vuelta de Chile a la democracia. Y, desde entonces, ha habido democracia y Estado de Derecho en Chile, ya que, puesto que no ha ganado las elecciones ninguna opción de izquierdas, no ha sido necesario volver a dar un golpe de Estado. En 1990 ganó Patricio Alwyn, un antiguo golpista democristiano y, cuando han ganado los socialistas, han seguido, como si tal cosa, haciendo lo que mandaba el FMI, porque durante los dieciséis años de dictadura ya aprendieron eso de que quien manda, manda, y que si no, ya se sabe, “se acabó el Estado de Derecho”.

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«Some explanations of the fall of ‘real socialism’»: Michael A. Lebowitz

20/09/2013 Deja un comentario

September 13, 2013 — The Bullet, posted at Links International Journal of Socialist Renewal with permission. This essay is from a talk given to the Centre for Political Emancipation in Belgrade, Serbia, on May 6, 2013. It can also be seen above and on YouTube. — Why did «real socialism» and, in particular the Soviet Union, fall? Let me note a few explanations that have been offered. With respect to the Soviet Union, one very interesting explanation that has been suggested is that it’s all the fault of Mikhail Gorbachev. And not simply the errors of Gorbachev but the treachery. Those who offer this explanation rely in particular upon a document which is sometimes described as his confession. This document begins as follows:

My ambition was to liquidate communism, the dictatorship over all the people. Supporting me and urging me on in this mission was my wife, who was of this opinion long before I was. I knew that I could only do this if I was the leading functionary. In this my wife urged me to climb to the top post. While I actually became acquainted with the West, my mind was made up forever. I decided that I must destroy the whole apparatus of the Communist Party of the Soviet Union and the USSR. Also, I must do this in all of the other socialist countries. My ideal is the path of social democracy. Only this system shall benefit all the people. This quest I decided I must fulfil.

Now, one of the most interesting things about this document is that it is virtually untraceable. It is said to come from an interview in Turkey but the actual source is unverifiable and, indeed, appears to have occurred with different interviewers. So, I would suggest this document is not credible at all. So, why mention it? Simply because there are people who believe it and cite it as authority. I discovered this to my surprise a few years ago at a conference in Beijing on the fall of the Soviet Union where it was repeatedly quoted by members of Russian and Bulgarian communist parties and also, interestingly, by some Chinese scholars within the state structure who were clearly warning against Chinese Gorbachevs. The inference in this is that all really was well with «real socialism» but that it’s important to watch out for the liquidators and saboteurs.

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«La Icaria de Henri Lefebvre»: Prefacio de David Harvey de su libro «Ciudades rebeldes. Del derecho de la ciudad a la revolución urbana»

10/07/2013 1 comentario
Mucho antes de que se creara el movimiento 15-M u Occupy Wall Street, las ciudades del mundo moderno se habían convertido en focos de la política revolucionaria, en los que emergían a la superficie las corrientes más profundas del cambio social y político. Las ciudades han sido, desde siempre, objeto de reflexión utópica y revolucionaria. Sin embargo, al mismo tiempo, la ciudad ha sido centros de la acumulación capitalista y línea del frente en las luchas por el control del acceso a los recursos urbanos así como de la calidad y organización de la vida cotidiana. ¿A quién corresponde ese control de la urbe, a los financieros y promotores inmobiliarios, o al pueblo?

Ciudades rebeldes sitúa la ciudad en el centro de la lucha de clases y en torno al capital, desde Johannesburgo hasta Bombay y desde Nueva York hasta São Paulo. Dirigiendo su atención tanto a la Comuna de París como al movimiento Occupy Wall Street y los disturbios en Londres, Harvey se pregunta cómo se pueden reorganizar las ciudades de una forma socialmente más justa y ecológicamente más sana, y cómo se pueden convertir en el centro de la resistencia anticapitalista.

«Violencia y Modernidad» Bolívar Echevarría

07/06/2013 Deja un comentario

En este fin de siglo, en las regiones civilizadas del planeta, la actitud dominante en la opinión pública acerca de la violencia ha cambiado considerablemente, si se la compara con la que prevalecía a finales del siglo pasado. También entonces, por supuesto, se repudiaba el empleo de la violencia como recursos político de oposición a las instituciones estatales establecidas -fuese él lo mismo si era un empleo espontáneo que uno preparado. Pero aunque era recusado en general, no dejaba, sin embargo, de ser justificado como circunstancialmente legítimo en ciertas coyunturas históricas o en determinadas regiones geográficas. ?Qué se le podía objetar a la violencia de los «camisas rojas» de Garibaldi, por ejemplo, si había actuado no sólo en bien del progreso y la libertad, sino además en Italia? Hoy en día, en cambio, -según insisten en inducir y exrpresarlos mass media, ese empleo es rechadado no sólo en general sino de manera absoluta.

En efecto, para la opinión pública dominante, tanto la capacidad de resolver conflictos conforme a derecho como la capacidad de abarcar con su poder el conjunto del cuerpo social, habrían alcanzado en la entidad estatal contemporánea un grado cercano a la perfección. Esta cuasi perfección de la entidad estatal sería justamente la que hace impensable el surgimiento de un conflicto que llegara a ser tan agudo o tan inédito entre ella misma y el cuerpo social, como para justificar o legitimar una ruptura en contra suya de su monopolio excluyente del derecho a la violencia. Esta confianza en una concordancia plena entre el estado y la sociedad es la que no existía en en la opinión pública de hace cien años y la que distingue a la de nuestros días.

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«Spectres and struggles»: Michael A. Lebowitz

20/05/2013 Deja un comentario

May 3, 2013 — Links International Journal of Socialist Renewal — The above talk was presented in Zagreb, Croatia, at a conference organised by the Centre of Workers’ Studies. (More videos are available at http://www.youtube.com/user/SkriptaTV?feature=watch.)

A spectre is haunting the working class of Europe (both east and west) and the working class of developed capitalism in general. That spectre is the spectre of communism. For the working class, that frightful hobgoblin is a society of little freedom, a society of workers without power (in the workplace or community) and a society where decisions are made at the top by a vanguard party which views itself as the sole repository of truth. Of course, this was not what communism meant for Karl Marx and Frederick Engels nor, indeed, for Lenin.

But now in the 21st century, it is not the 19th century dream that the working class thinks about. Rather, it is the experience of the 20th century. That memory (both real and exaggerated) has seized the minds of masses; it acts therefore as a material force not easily dissolved by the mantra, “Communism! Communism!”, chanted by philosophers and other magicians of the word.

We need a new vision, a new dream. As Hugo Chavez declared in Porto Alegre in 2005, “We have to re-invent socialism.”

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«Primitive accumulation versus contested reproduction»: Michael A. Lebowitz

06/05/2013 Deja un comentario

May 4, 2013 — Links International Journal of Socialist Renewal — If we don’t understand a system as it is fully developed [its «being»] and thus its critical characteristics, we cannot investigate the «becoming» of those characteristics.

This is why Marx discussed primitive (or original) accumulation of capital only at the end of volume 1 of Capital. Exclusive focus upon the emergence of the new elements, however, is not real history. «Becoming» is two sided: it is both a coming into being and a passing away. The concept of primitive accumulation explores only the former; it considers the new being born but not the old struggling to remain alive. It is, in short, one-sided. Not only does it fail to explore on its own the struggle of the old for its reproduction but it also does not consider the interaction, the morbid symptoms and dysfunction when two sets of productive relations are engaged in contested reproduction with respect to their control of the elements of production.

What is lost? The centrality of class struggle — the struggle of two sides and the conditions thereby in which history is made. The paper considers various historical phenomena using the concept of contested reproduction.

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«Se deben crear Instituciones que afirmen la vida»: Entrevista a Enrique Dussel

17/04/2013 1 comentario

En Lausana, en el marco del  Coloquio Internacional Penser l’émancipation, Luis Martínez Andrade entrevistó al filósofo argentino mexicano Enrique Dussel (1934), el mayor pensador de la lengua española en nuestro tiempo. Es fundador de la Filosofía de la Liberación. Desde 1975 se exilió en México. Teología de la liberación y organización de las bases son algunos puntos que se tocan en esta entrevista imperdible.

Luis Martínez: En su libro 20 tesis de Política usted plantea re-pensar la Política y lo Político desde un paradigma emancipador. América Latina ha padecido durante más de cinco siglos el peso de la Colonialidad del Poder y la Colonialidad del Saber ¿Cómo realizar el proyecto trans-moderno desde el Estado?

Enrique Dussel: Precisamente. Mi libro 16 tesis de Economía Política va a complementar a las 20 tesis de Política[1]. El marxismo no desarrolló de manera profunda las categorías políticas. Marx redactó El Capital, pero no escribió tres tomos sobre el “El Estado”. Allí, en el Estado tenemos una polémica con Raúl Zibechi o con John Holloway, terrible. Por su parte, García Linera no escatima en sostener que precisamos del Estado. Por mi cuenta, yo digo: “cuidado, el Estado no es capitalista, ya existía en Egipto hace cinco mil años”. Incluso, Samir Amín dice del Estado que es una institución ambigua, pero necesaria. No este Estado sino otro Estado que hay que construir. La visión neoliberal no va a transformar el Estado. Ni siquiera partimos de ella. Lo transformará la democracia participativa pero articulada a la democracia representativa. Allí me opongo a Zibechi y a Holloway y, al mismo tiempo, le digo a García Linera que las contradicciones entre la universalidad y la particularidad son contradicciones creativas y, en ocasiones, destructivas. La cuestión es crear un Estado que responda a una nueva definición del “poder político”, no como dominación sino como afirmación de la vida. Se deben crear Instituciones que afirmen la vida. Cuando no funcionen hay que transformarlas. Pero el único criterio es la democracia participativa, es decir, cuando el pueblo, desde la base, con democracia directa (La comuna hasta el nivel Nacional, como en Venezuela), pueda participar y poner coto a la representación que también es necesaria. La democracia liberal es representativa pero no existe la participación. Sin embargo, Holloway y Negri proponen una democracia de acontecimientos (événements), una democracia desarticulada y participativa, sin representación. Son idealistas, porque no caen en la cuenta de que hay que resolver la cuestión del Estado. Para ellos, el Estado es burgués y no se puede aceptar. Esto es peligroso, porque es la extrema izquierda que se une con la extrema derecha. Esto es Nozick y el Estado mínimo[2]. Esto es Bush que dice: “el Estado no funciona. El ejército se puede privatizar”. Hay un anarquismo de derecha. El Estado es necesario, por supuesto, no el Estado burgués. En la economía también hay instituciones. Las tres instituciones básicas de la económica son la empresa productiva (que existe desde el neolítico), el mercado –hasta el tianguis con su moneda: el “cacao”– y la regulación del Estado. Son instituciones que funcionan en el capitalismo y que no lo hacen bien en el sistema socialista. Tenemos que redefinirlas en la trans-modernidad. La empresa productiva tiene que ser distinta a la propiedad privada y a la propiedad estatal soviética –que no fue democrática ni tomó en cuenta al obrero–, el mercado que es competitivo, pero a la competencia hay que regularla. No hay que eliminar la competencia. El Estado participativo debe regular el mercado. Y el capital financiero debe estar en manos del Estado participativo. La planificación debe estar en manos del Estado participativo. Es una nueva concepción del Estado y una nueva concepción de la economía que no es socialismo real. Hay que tomar del socialismo lo mejor, quizá solo el nombre. Y digo solo el nombre, porque el proyecto es económicamente, políticamente, culturalmente, míticamente y religiosamente distinto al socialismo moderno. Tenemos que ir más allá de la modernidad.

 

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