Introducción
Hoy en día, difícilmente alguien puede sostener que El Capital de Marx constituye una obra acabada. De hecho, es ampliamente sabido que los volúmenes II y III de dicha obra fueron publicados después de la muerte Marx, en 1885 y 1894 respectivamente, gracias a la diligente gestión editorial de Engels, motivo por el cual, es ciertamente entendible que, a pesar de los destacados intentos de transformar una serie de manuscritos incompletos en una aparentemente obra terminada – y así diseminar la influencia teórica del pensamiento de Marx en cuando doctrina económica y filosófica – varios autores hayan comenzado a criticar los graves defectos e inconsistencias que se encontraban en El Capital (Böhm-Bawerk 1896; Tugan-Baranowsky 1905; Bortkiewicz 1952 [1906-7]). Si bien los debates que han surgido, tanto para defender la obra como también para desecharla, se han prolongado por más de 100 años, sus resultados no siempre han sido lo más productivos, especialmente debido a las ya mencionadas libertades editoriales que se tomó Engels y que en gran medida contribuyeron a obscurecer los intentos originales de Marx. A pesar de que el logro de Engels sin duda ha sido de suma importancia, el hecho es que, en última instancia, una obra inacabada no puede ser retroactivamente convertida en un “sistema” cerrado.
Sin duda la publicación de los manuscritos originales de Marx dentro de la segunda sección (Abteilung) de la nueva edición de las obras completas de Marx y Engels – conocida como Marx-Engels-Gesamtausgabe (MEGA²) – ha traído esperanzas renovadas para resolver estas controversias. La serie ha publicado la totalidad de los manuscritos económicos que dejo Marx, lo que nos ha permitido finalmente examinarlos en su forma original y, de esta manera, llevar a cabo un meticuloso trabajo de comparación entre el Marx “autor” de El Capital y el trabajo editorial de Engels (Roth 2002). En especial, de crucial importancia son los volúmenes II/4.1, II/4.2, II/4.3, II/11 y II/14, por cuanto contienen los manuscritos originales de Marx destinados al volumen II y III de El Capital, y que incluyen pasajes que Engels se negó a incorporar a la edición final de la obra. Por cierto, esto no quiere decir que la MEGA vaya a resolver la totalidad de los desacuerdos pre-existentes simplemente por el hecho de liberar a los investigadores de las “distorsiones” editoriales de Engels, en efecto, sigue siendo un hecho innegable que El Capital de Marx se encuentra simplemente incompleto. Así, para algunos la publicación de estos manuscritos sólo fortalece sus creencias en torno a una suerte de “ambivalencia” que sufre la obra marxiana (Heinrich 2012, p. 230) o que incluso ésta contiene serias “fallas fundamentales” y “confusiones” (Stedman Jones 2016, p. 398) debido a los residuos de economía política clásica que Marx buscó superar, pero que en última instancia no pudo. Leer más…