El pasado 14 de enero murió la historiadora, politóloga y filósofa marxista Ellen Meiksins Wood, una de las personalidades intelectualmente más fértiles y sólidas del pensamiento socialista de las últimas décadas. Nació en Nueva York (1942), en el seno de una familia de emigrantes judío-letones en la tradición socialista del Bund. Casada en primer matrimonio con el historiador y filósofo político Neal Wood (1922-2003), una generación mayor que ella, quedó sin duda influida por la temprana crítica de Wood al neorrepublicanismo académico –centrado exclusivamente en la crítica lingüística de textos y discursos, con casi total ignorancia del contexto histórico y de las fuerzas sociales y políticas reales en acción— de autores como Pocock y Quentin Skinner. Frente a eso, Neal Wood defendió una visión marxista del republicanismo, así como una concepción republicana del marxismo. Un eco tardío de esas influencias tempranas lo puede encontrar el lector de SinPermiso en la inclemente reseña crítica del reciente libro de Skinner sobre Hobbes que tradujimos al castellano en 2010 (para leerla, pulsad AQUÍ). Junto con el historiador y economista Robert Brenner (miembro del Consejo Editorial de SinPermiso), Ellen contribuyó decisivamente a forjar una línea de investigación historiográfica conocida como “marxismo político”, en buena parte centrada en la explicación “política” de los orígenes y la naturaleza histórica del capitalismo y su cultura económica. Enemiga de las abstracciones hueras y anhistóricas de la Théorie francesa, su gran texto de 1986, The Retreat from Class puede considerarse un digno sucesor (y acompañante) de La Miseria de la Teoría, la devastadora crítica que hizo en los 70 el historiador británico E.P. Thompson de Althusser y, más en general, del estructuralismo y el postestructuralismo francés, un tipo de degeneración intelectual sin precedentes de la izquierda académica al que, siguiendo al también historiador Rodney Hilton, llegó a calificar de fenómeno de época característico de una nueva “intelligentzia lumpen-burguesa”. El libro de Ellen ganó en 1986 el Premio Isaac Deutscher. Unos años antes (en 1978) lo había ganado, con su luego famosa “defensa” anhistórica del “materialismo histórico”, Gerald Cohen, característico representante de un tipo de marxismo apolítico, además de ahistórico, al que Ellen Meiksins no veía tan distinto de las construcciones “teóricas lumpenburguesas” a la moda en el otro lado del Canal de La Mancha. Véase en SinPermiso su crítica al último librito, casi póstumo de Cohen: Acampadores dichosos: sobre el socialismo del último Cohen.Leer más…

Conferencia realizada el día jueves 15 de mayo en el Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la Facultad de Humanidades, Universidad de Valparaíso. 
Dedicado a todos los músicos que aun ganándose la vida en este mundo
Documental ilustrado por Canal Encuentro de Argentina sobre el libro “GRAMSCI PARA PRINCIPIANTES” de Néstor Kohan e ilustraciones de Miguel Rep. Biografía política del marxista revolucionario italiano y principal pensador comunista. Síntesis de sus CUADERNOS DE LA CÁRCEL El poder y la revolución como ejes del marxismo. La lucha por la hegemonía socialista y las relaciones de fuerza en la lucha de clases sociales. La herencia política y cultural de Lenin y las enseñanzas de Marx contra el mercado capitalista y en defensa del comunismo. Gramsci analizado desde América Latina y a contracorriente de la socialdemocracia, el posmarxismo y el neoliberalismo.
¿Hay salida a los problemas sociales que vivimos dentro de la Europa del Euro? Ponente: Xabier Arrizabalo Montoro. Profesor Titular de la Universidad Complutense de Madrid
Resumen
Presentación en Montevideo (22/12/2015) del libro “La experiencia tupamara. Pensando en futuras insurgencias” de Jorge “el tambero” Zabalza. Dirigente histórico del MLN-T Tupamaros y uno de los nueve rehenes de la dictadura militar uruguaya, junto a Raúl Sendic. Zabalza es un militante revolucionario que atravesó con dignidad y sin abandonar las banderas los 11 años infernales de tortura, aislamiento y encierro en una jaula (con luz eléctrica 24 horas), sin poder hablar con n
Richard Levins, the great radical and scientist, passed away on January 19. Levins was a profound thinker who made foundational contributions to scientific and intellectual fields ranging from community ecology and evolutionary theory to mathematical biology, public health, and the philosophy of science.
Es profesor de la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos. Busca provocar al unir dos términos en apariencia contradictorios: utopía real. Así, propone discutir una alternativa al capitalismo arrasador. La economía social y el trabajo cooperativo, algunas de las variantes. El ejemplo argentino de las fábricas recuperadas.
Economism in the analysis of the Venezuelan revolution often expresses itself as a bare-bones attitude toward politics: the discourse and decisions of the Bolivarian leadership – and above all the political practice of Chávez – count for little, and the Bolivarian Process itself is reduced to welfare policies (i.e. social programs) funded by the oil bonanza. This theoretical perspective – that has always accompanied the Process but has become more prevalent in these moments of crisis – is profoundly misguided. Yet far more problematic than theoretical economism is economic fatalism as a political reality and political practice.
Replying, in the Postface to the second edition of Capital, to the accusation of Hegelianism leveled at him by critics of his publication, Marx insisted that his “dialectical method is, in its foundations, not only different from the Hegelian, but the exact opposite of it.” At the same time he avowed himself “the pupil of that mighty thinker,” acknowledging that he had “even, here and there in the chapter on the theory of value, coquetted with the mode of expression peculiar to him” (Marx 1976a, 102-3). It is evident that this verbal coquetry cannot be the measure of Marx’s pupilship. To begin with, his initial writings are largely dominated by a determined struggle with Hegelian idealism. And, more to our point, his engagement in the project of a critique of political economy in 1857 involved a second phase of attention to Hegel, with a new appreciation of the “mighty thinker.” 






















