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Posts Tagged ‘Patriarcado salarial’

«Construyendo desde Marx: reflexiones sobre la clase y la raza»: Himani Bannerji

11/04/2019 Deja un comentario

“Sé que no estoy sola. Debe haber cientos de otras mujeres, tal vez miles, que sienten lo mismo que yo. Puede haber cientos de hombres que deseen que sucedan las mismas cosas drásticas. Pero, ¿cómo se conecta con ellos? ¿Cómo se puede relacionar su propia lucha y objetivos con esta miríada hipotética de personas que están completamente escondidas u ocultadas por estereotipos y/o «plataformas» genéricas que, como cualquier movimiento, parece alimentar? No lo sé.  No me gusta esto, estar sola cuando está claro que tendría que haber multitudes trabajando juntas, en todo el mundo, para que un cambio radical y positivo pueda imponerse sobre el atroz status quo. Lo desprecio con todo su poder abrumador.”

June Jordan, «Declaration of an Independence I Would Just as Soon Not Have», en Moving Towards Home: Political Essays (1989)

Introducción

Es frecuente en círculos académicos y políticos hablar de “raza” al mismo tiempo que se habla de género o clase. Está más o menos reconocido que la “raza” puede combinarse con otras relaciones sociales de poder y que estas, a su vez, pueden ser mediadas entre sí e intensificarse mutuamente[1]. Esta combinación de la “raza”, el género y la clase a menudo se expresa a través del concepto de “interseccionalidad”, en el que tres hebras particulares de las relaciones sociales y de las prácticas ideológicas de la diferencia y el poder son observadas como emergiendo desde su terreno social propio y específico para entrecruzarse entre ellas “interseccionalmente” o por agregación[2]. Se trata de la unión de problemas sociales para crear un momento de la experiencia social.

Sin embargo, hablando desde la experiencia, las personas blancas y no blancas que viven en Canadá y en occidente saben que esta experiencia social no se experimenta interseccionalmente. El sentimiento de estar en el mundo, modulado a través de una miríada de relaciones sociales y formas culturales, se vive, siente o percibe como un todo simultáneo. La presencia de una mujer no blanca de clase trabajadora (negra, surasiática, china, etc.) en el entorno racial cotidiano no es divisible en una serie de momentos diferentes. Su negritud, su sexo o personalidad de género neutro y su condición de clase trabajadora se integran al mismo tiempo, de forma instantánea[3]. Esta identificación está tanto en el ojo de quien mira como en el propio sentido de la presencia social que dicha mirada captura. Sin embargo, lo mismo vale para una mujer blanca, cuando se enfrenta a la experiencia del “ser mujer”, tenemos dificultades para teorizar en los términos de una ontología social.

¿Qué explica esta inadecuación conceptual? ¿Qué está fallando a la hora de captar esta experiencia constituyente? Si es vivida, ¿cómo puede pensarse y cómo podemos resolver nuestras deficiencias conceptuales? Mi intención es sugerir una teorización que pueda abordar estas cuestiones o, al menos, entender las razones por las que en un primer lugar necesitamos interrogarnos. No se trata de responder simplemente a un reto teórico, se trata también de una cuestión política. Es una pieza básica del puzle para constituir una democracia real.    Leer más…

«¿Qué es la teoría de la reproducción social?»: Tithi Bhattacharya

18/09/2018 2 comentarios

Una de las acusaciones más comunes contra el marxismo es que como teoría está enfocado en la «clase» a expensas del género.

Es importante establecer desde el principio que la historia de las organizaciones que dicen ser «marxistas» no siempre ha sido positiva en lo que respecta a las categorías de opresión, como el género y la raza. Todo el mundo conoce a alguien a quien un hombre «marxista» le ha dicho que los asuntos «menores» como el sexismo o el racismo se resolverán «después de la revolución», por lo que, mientras tanto, todos debemos ponernos manos a la obra y trabajar en nuestra lucha de clases. Los incidentes de acoso sexual por parte de hombres marxistas desafortunadamente tampoco son raras en las organizaciones de izquierda, tanto en el pasado como en el presente.

Las mujeres se han sentido descartadas, socavadas y rechazadas institucionalmente dentro de sus organizaciones. Las voces de mujeres activistas como las comunistas indias involucradas en la histórica lucha de Telengana de 1947, comunistas británicas como Doris Lessing, o Peggy Dennis, miembros destacadas del Partido Comunista de los Estados Unidos, cuentan historias desalentadoras de sexismo y desilusión en las organizaciones que ellas veían como el trabajo de su vida y fuente de esperanza.

Este registro es particularmente terrible porque muchas de nosotras nos convertimos en marxistas precisamente porque se supone que los marxistas revolucionarios son los más intolerantes a la opresión de género. Nos unimos a las organizaciones revolucionarias porque pensamos en el marxismo como una teoría insurgente, que lucha por -pero nunca queda satisfecha con- cualquier reforma que ofrezca el sistema, y que exige una demolición completa del capitalismo. Por lo tanto es una de las mejores armas para luchar por la liberación de las mujeres y la justicia de género. Hay dos aspectos, mutuamente contradictorios que tenemos que considerar de la historia del marxismo si realmente somos revolucionarios serios y no predicadores dogmáticos irreflexivos. El primero es el daño ocasionado a la causa revolucionaria de la justicia de género en nombre del marxismo, y el segundo es cómo el marco marxista, a pesar de los muchos errores históricos en su nombre, sigue siendo la mejor manera de entender la opresión bajo el capitalismo, y por lo tanto proporciona indicios sobre cómo terminarlo. Leer más…

«Sobre la relación entre género y clase»: Tithi Bhattacharya

18/09/2018 Deja un comentario

Tithi Bhattacharya es marxista, feminista y profesora de historia de la Universidad de Purdue, en el Estado de Indiana (EE. UU.). En 2017 editó Social Reproduction Theory. Remapping Class, Recentering Opression, libro que tiene la particularidad de proponerse como una visión marxista de la Teoría de la Reproducción Social. Aquí presentamos una charla en la que nos expone sus puntos de vista sobre las relaciones entre clase y género, las posibilidades de un feminismo anticapitalista y la búsqueda de fortalecer la clase obrera.

IdZ: En tu libro decís: “estoy proponiendo aquí tres cosas: (a) una reafirmación teórica sobre la clase trabajadora como sujeto revolucionario; (b) una más amplia definición sobre la clase trabajadora que aquella que refiere a la/os asalariadas/os; (c) una reconsideración de la lucha de clases que incluya a las luchas más allá de los salarios y las condiciones laborales”. Me gustaría organizar la entrevista en torno a esa afirmación. Primero, la idea de la clase obrera como sujeto revolucionario no es una posición muy habitual en el feminismo en general, e imagino que tampoco es generalizada en el feminismo del 99 %. ¿Qué significa la defensa de esa propuesta en el marco de los debates del feminismo en la actualidad?

Bueno, gracias por la pregunta porque considero que es muy importante. No creo que haya una contradicción entre este punto de vista del poder de la clase obrera o la potencialidad de la clase obrera para cambiar el mundo, y el feminismo del 99 %, surgido en 2016 a partir de la Huelga de Mujeres [1]. Porque nació precisamente para establecer esta idea del poder de la clase obrera. Porque particularmente en Estados Unidos y el norte de Europa, pero también en vastas regiones del mundo (yo trabajo de forma muy cercana con el feminismo de India de donde provengo), la idea de feminismo que se gestó durante el neoliberalismo fue la que construyó esta vaga figura del “empowerment”. Esa idea de “empoderamiento” evita la pregunta de quién es la que se empodera y para qué fines, esas son las preguntas que el neoliberalismo silencia. Entonces, el feminismo se volvió algo cercano a la idea de “empoderamiento” de las mujeres, lo que, en términos reales, se transformó en la idea de éxito de un sector muy pequeño de las mujeres de todo el mundo: éxito como políticas, éxito como mujeres de negocios, éxito como CEO, etc. Cuando las mujeres escalan estas posiciones y tienen éxito, eso es considerado un éxito para el feminismo. Mientras que el verdadero problema es que, para la gran mayoría de las mujeres en todo el mundo; el neoliberalismo significó un empobrecimiento absoluto de las condiciones de vida y las condiciones de trabajo. Entonces, si el feminismo quiere convertirse en una amenaza para el sexismo y la violencia capitalistas, en lugar de ser una cierva del desarrollo capitalista, entonces tiene que ser un feminismo anticapitalista. Esta forma de entender el feminismo está estrechamente ligada a la cuestión del poder de la clase obrera. Creo que hay un problema teórico y un problema político que hay que abordar. El teórico es que, durante mucho tiempo, tanto en las concepciones liberales de clase y clase obrera, como en la autopercepción de la clase trabajadora, ha habido una separación teórica entre lo que son considerados problemas de clase y lo que son cuestiones de opresión social. Las mujeres, las minorías étnicas o, más aún, las personas trans, no son vistas como miembros de una clase, entonces somos comprendidas por nuestra opresión más que por nuestra pertenencia de clase. Pienso que este es un problema que la Teoría de la Reproducción Social, como está planteado en el libro, trata de sacar a la luz. Trata de disputar que las percepciones de género, de raza, de discapacidad, etc. deben ser comprendidas como parte de la cuestión de clase y no como asuntos separados. Esa es la parte teórica. Las conclusiones estratégicas que una saca es que todas esas cuestiones son cuestiones de lucha de clases. Las luchas que desafían la opresión social, también son luchas de clases. Entonces, para mí la concepción de que la lucha de clases está limitada a luchas por aumentos salariales o luchas dentro de los lugares de trabajo, debe ser combatida. En la etapa neoliberal, las condiciones de vida empeoraron junto a las condiciones laborales. Las dos están relacionadas, de hecho la vulnerabilidad de las condiciones de vida te hace más vulnerable en el lugar de trabajo. Si no tenés seguridad migratoria, es más fácil para el patrón despedirte. O si sos mujer, también es más fácil para el jefe acosarte. Por ejemplo, en relación a la cuestión migratoria: la lucha contra cuotas migratorias (“immigration rates”) no se puede separar de la lucha por la sindicalización, porque las dos son luchas que van de la mano. Esa es la consecuencia estratégica: en el libro intentamos tener un entendimiento más integral de la clase trabajadora, que integre cuestiones de raza, género, igualdad u opresión social entendido como un todo.   Leer más…

“Del feminismo de la reproducción social a la huelga de mujeres”: Cinzia Arruzza

07/03/2018 1 comentario

En otoño de 2016, las activistas polacas convocaron una huelga de mujeres masiva con el objetivo de frenar una ley parlamentaria que hubiera prohibido el aborto. Estaban inspiradas en la histórica huelga de mujeres contra la desigualdad salarial en Islandia. En octubre de 2016, las activistas argentinas de “Ni una menos” adoptaron también esta táctica para protestar contra la violencia machista. Siguiendo la participación masiva en estas huelgas, las organizaciones feministas de base empezaron a coordinarse internacionalmente para promover una jornada de movilización global en noviembre de 2016, con motivo del día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres. El 26 de noviembre, 300.000 mujeres tomaron las calles en Italia. La convocatoria de una huelga de mujeres el 8 de marzo creció orgánicamente en el seno de estas luchas: iniciada por las activistas polacas que habían organizado la huelga de mujeres de septiembre, en unos meses consiguieron extenderla a cerca de 50 países.

En Estados Unidos, la idea de organizar una huelga de mujeres generó una serie de consideraciones específicas.

La naturaleza masiva de la marcha de mujeres del 21 de junio de 2017 mostró que quizá se daban las condiciones para un renacimiento de la lucha feminista. Al mismo tiempo, la manifestación también reveló las limitaciones estructurales de un tipo de feminismo liberal que había devenido hegemónico desde décadas previas. Esta corriente feminista mostró su verdadera cara en las elecciones primarias del Partido Demócrata, cuando la campaña de Bernie Sanders fue objeto de constantes ataques por parte de las feministas liberales que apoyaban a Hillary Clinton, que argumentaban que votar por Sanders era antifeminista y que las mujeres debían unirse bajo el lema de la “revolución de las mujeres” encarnado por Clinton.  En las elecciones presidenciales, sin embargo, la mayoría de mujeres blancas que votaron optaron por un candidato abiertamente misógino antes que por la mencionada campeona de los derechos de las mujeres. El racismo puede explicar en parte ese voto, pero no explica toda la verdad, yerra a la hora de explicar que el alegato feminista de Clinton no interpelaba a estas mujeres. Puede abordarse esta cuestión mediante una pregunta muy sencilla: ¿Quienes, concretamente, se habían beneficiado del tipo de feminismo liberal que representa Hillary Clinton? Leer más…

«Reproducción social del trabajo y clase obrera global»: Tithi Bhattacharya

05/03/2018 Deja un comentario

La fuerza de trabajo es una mercancía que su poseedor, el trabajador asalariado, vende al capitalista. ¿Por qué la vende? Lo hace para vivir 1/

Karl Marx, Trabajo asalariado y capital

Desde su formación, pero particularmente desde fines del siglo XX, la clase obrera global ha enfrentado un desafío tremendo: cómo superar todas sus divisiones para aparecer adecuadamente en forma para combatir y derribar al capitalismo 2/. Después de que las luchas globales de la clase trabajadora fracasaran en superar este desafío, la propia clase trabajadora se convirtió en objeto de un amplio número de condenas teóricas y prácticas. Con mayor frecuencia, estas condenas toman la forma de declaraciones o predicciones sobre la caída de la clase obrera, o simplemente argumentan que esta clase ya no es un agente válido de cambio. Otras/os candidatas –las mujeres, las minorías raciales o étnicas, los nuevos movimientos sociales, un “pueblo” amorfo pero insurgente, la comunidad, por nombrar sólo unos pocos– son levantadas como posibles alternativas a esta categoría presumida como moribunda/reformista, o masculinista y economicista, la clase trabajadora.

Lo que muchas de estas condenas tienen en común es una incomprensión compartida sobre qué es realmente la clase trabajadora. En lugar de la compleja comprensión de la clase propuesta históricamente por la teoría marxista, que revela una visión del poder insurgente de la clase trabajadora capaz de trascender las categorías seccionales, las/os críticos de hoy se basan en una visión altamente estrecha de una “clase obrera” en la cual una trabajadora es simplemente una persona que tiene un tipo específico de trabajo.

En este ensayo voy a refutar esta espuria concepción de la clase reactivando intuiciones marxistas fundamentales acerca de la formación de la clase que han sido oscurecidas por cuatro décadas de neoliberalismo y por las múltiples derrotas de la clase trabajadora global. La clave para desarrollar una comprensión suficientemente dinámica de la clase trabajadora, voy a sostener, es el marco de la reproducción social. Cuando pensamos acerca de la clase obrera es esencial reconocer que los trabajadores tienen una existencia más allá del lugar de trabajo. El desafío teórico reside por lo tanto en comprender las relaciones entre esta existencia y la de sus vidas productivas bajo la dominación directa del capitalista. La relación entre estas esferas va, a su turno, a ayudarnos a considerar las direcciones estratégicas para la lucha de clases.

Pero, antes de que lleguemos allí, tenemos que empezar desde el comienzo, esto es, desde la crítica de la economía política de Karl Marx, en cuanto las raíces de la concepción de la clase trabajadora que encontramos hoy surgen en parte de una comprensión igualmente limitada de la economía misma.    Leer más…

«Social Reproduction: What’s the big idea?»: Susan Ferguson

29/11/2017 Deja un comentario

Key to social reproduction theory (SRT) is an understanding of the ‘production of goods and services and the production of life are part of one integrated process’, or in other words: acknowledging that race and gender oppression occur capitalistically.

In this article, Susan Ferguson, a contributor to Social Reproduction Theory, shows how SRT can deepen our understanding of everyday life under capitalism. She explores the history of this dialectical approach, its variances, and its potentialities; providing an answer to the question: social reproduction theory, what’s the big idea?

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Social reproduction is a big idea. And like all big ideas, it appears in many guises, refashioned time and again to fit specific problems arising in distinct fields of research. We see social reproduction theories cropping up, for instance, within Education, Psychology, Sociology and Political Economy. And if you ask Wikipedia, you’ll find it defined at a highly general level as a term used to signal the ongoing existence and renewal of inequality.

Well, that’s an apt definition in many cases. But it misses the mark when we’re talking about how the term has been used by Marxist Feminists. Social Reproduction Feminism (which I’ll shorten to SRF for the rest of this posting) explores the ways in which the daily and generational renewal of human life (and thus of human labour power) is absolutely essential to the decade-over-decade tenacity not merely of inequality, but of capitalism.
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«What is social reproduction theory?»: Tithi Bhattacharya

17/10/2017 Deja un comentario

One of the most common charges against Marxism is that, as a theory, it is preoccupied with «class» at the expense of gender.

It is important to state at the outset that the history of organizations claiming to be «Marxist» has not always been glorious when it comes to categories of oppression such as gender and race. Everyone knows someone who has been told by a «Marxist» man that «minor» annoyances like sexism or racism will be sorted out «after the revolution,» so in the meantime, we all need to buckle down and work on our class struggle. Incidents of sexual harassment by Marxist men are also unfortunately not uncommon in organizations of the left, both in the past and the present.

Short of actual harassment, women have recounted feeling dismissed, undermined and institutionally written off within organizations. Voices of women activists such as the Indian Communist women involved in the historic Telengana struggle of 1947, British Communists such as Doris Lessing, or Peggy Dennis, a leading member of the U.S. Communist Party, tell a dispiriting story of sexism and disappointment in organizations that such women had seen as their life’s work and source of hope.

This record is particularly horrifying because many of us became Marxists precisely because revolutionary Marxists are supposed to be the most intolerant of gender oppression. We joined revolutionary organizations because we think of Marxism as an insurgent theory–that fights for, but never remains satisfied with, any piecemeal reform the system offers, and that calls for a complete demolition of capitalism–and is thus one of the best weapons to fight for women’s liberation and gender justice. Leer más…

«Una defensa marxista de la interseccionalidad»: Sharon Smith

17/10/2017 Deja un comentario

Muchos militantes que han seguido el debate en la izquierda acerca del término «interseccionalidad» ven difícil defirnirlo, por una razón muy comprensible: diferentes personas lo explican de manera distinta con propósitos distintos.

Por esta razón -junto con el hecho de que es una palabra de siete sílabas- interseccionalidad puede aparecer como una abstracción con solo una vaga relación con la realidad material. Sería un error, sin embargo, descartar totalmente el concepto.

Hay dos interpretaciones muy distintas de la interseccionalidad: una desarrollada por las feministas negras y la otra por el ala postestructuralista de la posmodernidad. Quiero tratar de dejar claras las diferencias en este artículo y explicar por qué la tradición feminista negra plantea el proyecto de construcción de un movimiento unido para luchar contra todas las formas de opresión que es central en el proyecto socialista, mientras que el postestructuralismo no lo hace. Leer más…

«Social Reproduction Beyond Intersectionality: An Interview»: David McNally, Sue Ferguson

17/10/2017 Deja un comentario
Viewpoint: We can begin with the concept of social reproduction itself. In your recent foreword to the reissue of Lise Vogel’s classic 1983 work, Marxism and the Oppression of Women, you locate Vogel’s distinct contribution to the Marxist-feminist thought in her inquiry into the “conditions of possibility of labor-power,” or the manner in which labor-power is biologically, socially, and generationally reproduced. From this important point it is then possible to trace the inner connections of activities and relationships that are necessary for the continued existence of wage labor and processes of class formation outside of production. In your opinion, how does social reproduction transform the categories of Marxist class analysis? What is its theoretical and political importance?

David McNally and Sue Ferguson: First, there’s the question of a category transformation. As your question points out, the social reproduction approach transforms our understanding of labor-power. In conventional Marxist analyses, labor-power is simply presumed to be present – a given factor of capitalist production. At best, it is understood as the product of natural, biologically determined, regenerative processes. In socializing labor-power – in unearthing its insertion in history, society, and culture – social reproduction feminism reveals, in the first instance, that labor-power cannot simply be presumed to exist, but is made available to capital only because of its reproduction in and through a particular set of gendered and sexualized social relations that exist beyond the direct labor/capital relation, in the so-called private sphere. It also sharpens our understanding of the contradictory position of labor-power with respect to capital – identifying all aspects of our social reproduction – of our quest to satisfy human needs, to live – as essential to, but also a drag on, accumulation (because capital pays indirectly for this through wages, benefits, and taxes).

These are the key insights of the early generation of social reproduction feminists. But, as more recent scholarship suggests, this approach also reveals labor-power itself to be a more complex, differentiated, category. When one attends to the social reproductive relations, it becomes clear that – despite the equalizing impulses of capitalist value extraction – all labor-power is not the same. Certain workers, indeed increasingly so, are more vulnerable to heightened oppression than others – not due to any difference in the ways in which capitalist laws of accumulation operate, but because oppressive relations beyond the workplace mediate the social reproduction of labor-power, ensuring not only that workers arrive at capital’s doorstep, but that they do so embodying varying degrees of degradation or dehumanization. Leer más…

“Intersección, articulación: el álgebra feminista”: Jonathan Martineau

17/02/2017 Deja un comentario

2-mother-earth-aIntroducción de la Revue Période:

Dos importantes innovaciones teóricas han marcado recientemente el feminismo marxista a escala internacional. Por una parte, la renovación del feminismo de la reproducción social. Por la otra, el redescubrimiento por parte de las feministas antirracistas de la metodología socio-histórica de E. P. Thompson, según la cual la experiencia colectiva es la unidad de todos los momentos de la vida social. Jonathan Martineau toma estos conceptos para profundizar en la idea de una teoría feminista unitaria. Contra toda tentativa de cosificar las opresiones, de separar patriarcado y capitalismo en sistemas distintos o de subestimar la importancia de la cuestión racial, Martineau muestra que es posible pensar una teoría feminista donde el capitalismo produce diferenciaciones tanto de género como de raza.

Agradecemos a Jonathan Martineau y a los amigos de Période por su amabilidad y la autorización para la publicación íntegra de la presente traducción.


Este artículo pretende presentar algunas innovaciones y reflexiones teóricas aparecidas en lengua inglesa que han intentado repensar las categorías marxistas respecto a la cuestión de la raza y la problemática de las relaciones de género. Los trabajos de autoras anglófonas asociadas a las teorías de la interseccionalidad han sido ampliamente debatidos en el mundo francófono. En cambio, no han recibido la misma atención ciertas autoras que han abordado las cuestiones de la opresión de género y el racismo en continuidad con la teoría marxista al margen de las teorías de la interseccionalidad. La mayoría de ellas no han sido traducidas al francés. Parece pertinente trazar los contornos de dichas contribuciones, con el objetivo de promover el diálogo con las corrientes feministas materialistas francófonas, que si bien han continuado innovando notablemente en el plano teórico, lo han hecho en menor medida en relación con la herencia teórica marxista. Más concretamente, este texto tiene por objetivo presentar las contribuciones de las sociólogas Lise Vogel y Himani Bannerji, así como los elementos del contexto intelectual en el que han intervenido. Estas autoras han preparado el terreno para una apertura del marxismo a las problemáticas de género y de raza. La escuela de la teoría de la reproducción social, que a su vez goza de un impulso importante en los últimos 10 a 15 años especialmente en Canadá, se ha hecho eco de estos trabajos. Para precisar sus propuestas y sus puntos de apoyo teóricos, se propone un breve repaso sobre la articulación de la cuestión de la opresión de género en la teoría marxista. Leer más…

«Capital, fuerza de trabajo y relaciones de género»: Susan Ferguson, David McNally

16/01/2017 1 comentario

9781608463404-f_medium-3e2457e2af211ce9a47d2c3ad6d15b75Introducción a la edición de Historical Materialism de «El marxismo y la opresión de las mujeres. Hacia una teoría unificada». Marxism and the Oppression of Women. Toward a Unitary Theory. Lise Vogel (2013). Chicago: Haymarket Books.

Agradecemos a los amigos de Historical Materialism la amable autorización para la publicación íntegra de la presente traducción.

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La vida de los libros es curiosa. Mientras algunos se elevan a las cumbres del éxito sobre una ola de aclamación pública, otros rápidamente se sumergen en la oscuridad. También están aquéllos que desarrollan una larga existencia subterránea, sobreviviendo gracias a los esfuerzos de pequeños grupos de devotos seguidores que divulgan la palabra desafiando el muro del silencio. Ésta última es la historia del libro de Lise Vogel «El marxismo y la opresión de las mujeres. Hacia una teoría unificada». Publicado por primera vez en 1983, el trabajo de Vogel apareció en un momento de agudo desconcierto en el movimiento feminista socialista, precisamente las coordenadas en las que el libro se había gestado. Tambaleándose bajo los golpes de martillo del neoliberalismo en el ámbito político y la teoría posmoderna en el plano intelectual, y profundamente desorientado por el repliegue de la clase trabajadora, el socialismo y el movimiento de mujeres, el feminismo socialista se aferró desesperadamente a una existencia marginal en los bordes de la vida política e intelectual. Una década antes, un libro como el de Vogel habría sido un pararrayos atractor de enérgicas discusiones y debates. A mediados los años ochenta, sin embargo, apenas fue detectado por el radar cultural. Leer más…

«Les violències contra les dones estan connectades, tenen les seves arrels en la desestructuració del treball del neoliberalisme»: Silvia Federici

16/01/2017 Deja un comentario

141007_silviafederici_019L’anàlisi feminista de l’etapa de la transició del feudalisme al capitalisme i del treball reproductiu no assalariat com a suport del sistema capitalista han convertit a Silvia Federici, escriptora, activista i professora de la Universitat de Hofstra de Nova York, en un referent per comprendre la interconnexió entre la crisi sistèmica del capital i l’increment de les diferents formes de violències cap a les dones. El seu pas per Equador per participar en diferents trobades amb l’acadèmia i moviments feministes durant el passat mes de maig, va permetre una conversa en la qual de manera crítica analitza l’actualització directa i indirecta de la caça de bruixes i les conseqüències de les polítiques extractivistes sobre les vides i els cossos de les dones a Amèrica Llatina.

La crisi del sistema ha tingut un greu impacte per a les dones en diversos aspectes, però també de manera diferenciada segons territoris. Quines són les conseqüències que es poden identificar a nivell global tant en l’àmbit del treball com en el reproductiu?

La crisi capitalista ha significat coses molt diferents per a les dones, segons els llocs del món, però igualment hi ha elements comuns. Les dones avui s’enfronten d’una manera molt diferent, però contundent, amb una crisi molt forta de la reproducció a tots els nivells com a conseqüència del fracàs de l’estat de benestar, el fracàs del salari masculí, el de la política de la plena ocupació, que ha obligat a moltes dones a sortir de la casa, prendre un segon treball que s’ha afegit al treball domèstic no pagat, així que ara la jornada laboral de les dones és una jornada sense fi. Les dones avui han de treballar fora i dins de la casa per recuperar tots els talls dels serveis socials que l’estat ja no realitza. Als Estats Units, les dones es troben en una crisi existencial, personal i col·lectiva, molt forta, i s’han convertit en les majors consumidores d’antidepressius. El nombre de suïcidis de dones s’ha elevat i es calcula que l’esperança de vida d’una dona proletària sense recursos és cinc anys més jove que la de la seva mare. A nivell més internacional, les dones de les àrees rurals d’Amèrica Llatina i d’Àfrica es troben amb un atac molt greu al territori, la qual cosa implica un impacte específic cap a elles. Es tracta d’una agressió a les formes de cultiu de subsistència, que per a moltes dones són una manera de tenir autonomia del mercat i sustentar la seva família en un context social on la comunitats han estat desmonetaritzades com a conseqüència de l’ajust estructural, amb la desocupació, i moltes vegades amb la despulla de la terra que posseïen. Leer más…

“Todos los feminismos son de clase”: Isabel Benítez

16/01/2017 Deja un comentario

screen-shot-2015-01-07-at-12-42-20-pmEn numerosas charlas y textos tuyos hablas de feminismo de clase. ¿Cuál sería su opuesto? El feminismo de, por ejemplo, Cristina Cifuentes, Inés Arrimadas o Andrea Levy también es un feminismo de clase.

Todos los feminismos son de clase, otra cosa es que seamos conscientes o no. Es decir, se traducen en políticas, reivindicaciones y programas de lucha concretos en los que se refleja cuáles son nuestras prioridades, si todas las mujeres o sólo algunas, por decirlo en términos sencillos. Cifuentes, Arrimadas y Levy tienen muy claro que su única meta es conquistar la igualdad de oportunidades para que selectas mujeres puedan explotar en las mismas condiciones a otras mujeres y hombres. Para el feminismo burgués, en el mejor de los casos, el derecho al aborto es una mera libertad formal. Para nosotras, es un derecho que si no lo garantizas materialmente (en la sanidad pública y gratuito) es papel mojado. Para el feminismo liberal burgués, la libertad de mercado y la libertad individual formal son la unidad de medida de la emancipación femenina. Que los salarios sean miserables, la amenaza de un desahucio o una sanidad pública colapsada no son problemáticos ni para la crianza, ni la educación ni la familia.

¿Hay que insistir, entonces, con el feminismo de clase?

Si muchas compañeras estamos hablando de “feminismo de clase” es porque nos piden con ese título las charlas, pero también en otro sentido. La pugna político-ideológica en este campo es respecto a los feminismos de los años 1990 y 2000, que pusieron las identidades (sexual, racial, orientación sexual) en el centro, desplazando temas clave como el reparto de la riqueza, y que a menudo son reactivos a incorporar en la lucha de clases en su análisis, que en el mejor de los casos hacen una trinchera decididamente feminista pero que es anticapitalista en sentido abstracto. Es un feminismo interclasista que ha tenido muchísimo predicamento en la academia y que a nivel político es muy impotente y en según qué momento, incluso se desliza a la manida “guerra de sexos” en lugar de una política de clase anti-patriarcal. Es obligado reconocer que las “organizaciones de clase” han dado una respuesta aberrante a las reivindicaciones feministas desde hace décadas, ya no digamos respecto a la homosexualidad, pero es sintomático que evoquemos la lucha de las sufragistas (que pelearon por el sufragio censitario de las mujeres blancas, jamás lo olvidemos) y nadie quiera saber que las bolcheviques fueron las primeras mujeres del mundo que conquistaron el derecho al aborto público, gratuito y seguro, y el derecho al voto a principios del siglo XX, cuando hasta los años 70 las francesas no podían conducir un coche sin permiso del marido. Leer más…

«Karl Marx y la interseccionalidad»: Kevin B. Anderson

16/01/2017 Deja un comentario

2bd1ad8adb0319e149550c1e00d89d09A finales del siglo XX, un discurso teórico de la interseccionalidad se hizo casi hegemónico en muchos sectores de la vida intelectual radical. En este discurso, que se refería a las cuestiones sociales y los movimientos alrededor de la raza, el género, la clase, la sexualidad y otras formas de opresión, se decía a menudo que debemos evitar cualquier tipo de reduccionismo de clase o esencialismo en que el género y la raza son subsumidos bajo la categoría de clase.

A lo sumo, se dijo, los movimientos alrededor de la raza, el género, la sexualidad o la clase social pueden cruzarse entre sí, pero no puede unirse fácilmente en un solo movimiento en contra de la estructura de poder y el sistema capitalista que, según los marxistas, está detrás de él. Por lo tanto, la interseccionalidad real de estos movimientos sociales -en contraposición a su separación- por lo general se ve como bastante limitada, tanto como realidad como posibilidad. Decir lo contrario corría el peligro de caer en el abismo de reduccionismo o esencialismo.

Tomemos el ejemplo de la opresión racial y su potencial interseccionalidad con la opresión de clase. Lemas populares en períodos anteriores, como «Negro y blanco, unirse y luchar» [“Black and white, unite and fight,”], retrocedieron en cierto modo a raíz de la interseccionalidad. Hasta cierto punto, esto era un hecho positivo, ya que reconoce la singularidad de la opresión y la creatividad de las luchas de los afroamericanos para la auto-liberación, y el fracaso concomitante en muchos casos del trabajo blanco para unirse con la mano de obra negra debido al profundo racismo de la sociedad estadounidense, un racismo al que los trabajadores blancos no eran inmunes. En otro nivel, sin embargo, la nueva postura era problemático, ya que algunas variedades de teoría de la interseccionalidad tendían a negar cualquier posibilidad seria de la unidad de clase contra el capital a través de líneas raciales.

¿Dónde deja esto la discusión de Karl Marx, el pensador más grande en términos de capitalismo y la posibilidad de superarlo? Leer más…

«Soy mujer y soy humana: Una crítica marxista-feminista de la teoría de la interseccionalidad»: Eve Mitchell

28/11/2016 1 comentario

Introducción.

En los Estados Unidos, al final del siglo XX y principios del XXI, domina un conjunto específico de políticas entre la izquierda. Hoy en día, podrías entrar a cualquier universidad, a cualquiera de los numerosos blogs progresistas-izquierdistas o a cualquiera web de noticias y los conceptos de “la identidad” y “la interseccionalidad” encontrarás como la teoría hegemónica. Pero, como toda teoría, ésta corresponde a la actividad de la clase obrera contestando a la composición del capital actual. La teoría no es ninguna nube flotando sobre la clase, lloviendo reflexiones e ideas, sino, como escribe Raya Dunayevskaya, “las acciones del proletariado crean la posibilidad para que el intelectual resuelva la teoría.” (Marxismo y libertad, 114)[1]. Por lo tanto, para entender las teorías dominantes de nuestra época, hay que entender el movimiento verdadero de la clase. En este texto, voy a repasar la historia de las políticas de la identidad y la teoría de la interseccionalidad con el fin de construir una crítica de la teoría de la interseccionalidad y ofrecer una concepción marxista positiva del feminismo.

El contexto de “la identidad” y “la teoría de la interseccionalidad.”

Para entender “la identidad” y “la teoría de la interseccionalidad”, hay que entender la circulación del capital (es decir, la totalidad de las relaciones sociales de la producción en el modo actual de producción) que precedió el desarrollo de tales conceptos en los años 1960 y 1970 en los EEUU. Más específico aún, ya que “la teoría de la interseccionalidad” se desarrollaba principalmente como reacción al feminismo de la segunda ola, hay que estudiar cómo se desarrollaban las relaciones de género bajo el capitalismo. Leer más…