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«Where is Marx in the work and thought of Vygotsky?»: Lucien Sève
What is it about the apparently clear question of Marx’s place in the work and thought of Vygotsky that makes it so enigmatic? How should we understand the fact that the successive attempts to respond to this question over the course of a century have been so contradictory, and remain so to this day? Before attempting to answer the question, must we not firstly ask what makes it such a trap? That is where I will begin.
First, a few words to shed some light on the violent paradoxes that are thrown up when studying the history of the question. To begin with, there is the unambiguous response of Vygotsky himself: having read Marx from his youth, in the revolutionary climate of Russia in 1917 as experienced by a family of considerable culture, he discovered Capital, which in many essential ways shaped his view of psychology – and, having become a psychologist, he wrote in 1926 that “psychology needs its own Capital” (Vygotsky, 2010, p. 273). Could it be any clearer? As a matter of fact, it’s not very clear (I will return to this point later), but, in any case, here exists a major and definitive reference which those who claim that Marx held no real importance for Vygotsky neglect to address seriously. But lo and behold, a few years later, the vanguards of Marxism in the USSR of 1930, which was mid-Stalinisation, denounced Vygotsky’s position as “idealistic”, “bourgeois”, “reactionary” and even “antiMarxist”1 , accusations of lamentable stupidity, which devastated Vygotsky. According to Zeigarnik, he said: “I can’t live if the Party believes that I am not a Marxist.” 2 Nevertheless, the accusations attest to the great ambiguity that arises when we attempt to judge whether a thought is Marxist or not. Already we can begin to discern the kind of trap that might lurk behind the question “Vygotsky and Marx”: to whom does the name Marx belong, precisely? And what is a “Marxist” psychology? But that’s not all. Condemned to the ash heap of history during Stalin’s reign, Vygotsky’s work began to re-emerge under Khrushchev and garnered interest outside the USSR, as first attested by the American translation of Thought and Language published in 1962 by the MIT Press. Yet here again, there is a paradoxical development: not only did the translators Eugenia Hanfmann and Gertrude Vakar truncate the work by two-thirds, they also excised all but one reference to Marxist thought, without a word of explanation on the matter. For Stalinists, Marx was not present enough in Vygotsky’s work; for the American translators, on the other hand, he was far too much so. This intellectually indefensible initiative had serious consequences: for a start, the North-American perception of Vygotsky was de-Marxised, and this spread to the various translations of the American digest of his work and, despite all that has been done to remedy this situation in the US since then, one could be forgiven for wondering whether some vestiges of this original underestimation remain. At least, that is what a cross-check of the Francophone literature would suggest. Leer más…
«Construyendo desde Marx: reflexiones sobre la clase y la raza»: Himani Bannerji
“Sé que no estoy sola. Debe haber cientos de otras mujeres, tal vez miles, que sienten lo mismo que yo. Puede haber cientos de hombres que deseen que sucedan las mismas cosas drásticas. Pero, ¿cómo se conecta con ellos? ¿Cómo se puede relacionar su propia lucha y objetivos con esta miríada hipotética de personas que están completamente escondidas u ocultadas por estereotipos y/o «plataformas» genéricas que, como cualquier movimiento, parece alimentar? No lo sé. No me gusta esto, estar sola cuando está claro que tendría que haber multitudes trabajando juntas, en todo el mundo, para que un cambio radical y positivo pueda imponerse sobre el atroz status quo. Lo desprecio con todo su poder abrumador.”
June Jordan, «Declaration of an Independence I Would Just as Soon Not Have», en Moving Towards Home: Political Essays (1989)
Introducción
Es frecuente en círculos académicos y políticos hablar de “raza” al mismo tiempo que se habla de género o clase. Está más o menos reconocido que la “raza” puede combinarse con otras relaciones sociales de poder y que estas, a su vez, pueden ser mediadas entre sí e intensificarse mutuamente[1]. Esta combinación de la “raza”, el género y la clase a menudo se expresa a través del concepto de “interseccionalidad”, en el que tres hebras particulares de las relaciones sociales y de las prácticas ideológicas de la diferencia y el poder son observadas como emergiendo desde su terreno social propio y específico para entrecruzarse entre ellas “interseccionalmente” o por agregación[2]. Se trata de la unión de problemas sociales para crear un momento de la experiencia social.
Sin embargo, hablando desde la experiencia, las personas blancas y no blancas que viven en Canadá y en occidente saben que esta experiencia social no se experimenta interseccionalmente. El sentimiento de estar en el mundo, modulado a través de una miríada de relaciones sociales y formas culturales, se vive, siente o percibe como un todo simultáneo. La presencia de una mujer no blanca de clase trabajadora (negra, surasiática, china, etc.) en el entorno racial cotidiano no es divisible en una serie de momentos diferentes. Su negritud, su sexo o personalidad de género neutro y su condición de clase trabajadora se integran al mismo tiempo, de forma instantánea[3]. Esta identificación está tanto en el ojo de quien mira como en el propio sentido de la presencia social que dicha mirada captura. Sin embargo, lo mismo vale para una mujer blanca, cuando se enfrenta a la experiencia del “ser mujer”, tenemos dificultades para teorizar en los términos de una ontología social.
¿Qué explica esta inadecuación conceptual? ¿Qué está fallando a la hora de captar esta experiencia constituyente? Si es vivida, ¿cómo puede pensarse y cómo podemos resolver nuestras deficiencias conceptuales? Mi intención es sugerir una teorización que pueda abordar estas cuestiones o, al menos, entender las razones por las que en un primer lugar necesitamos interrogarnos. No se trata de responder simplemente a un reto teórico, se trata también de una cuestión política. Es una pieza básica del puzle para constituir una democracia real. Leer más…
«Lo biológico y lo social en el ser humano»: Évald V. Iliénkov
Podría parecer que aquí no hay problema que merezca un debate serio. Podría parecer que todo es simple. Por un lado, el ser humano es un organismo biológico, un espécimen de la especie Homo Sapiens. Por otro lado, siempre aparece como miembro de uno u otro organismo social, como representante de la sociedad en una etapa definida de su desarrollo y, por tanto, como representante de una determinada clase, ocupación, o grupo social. Para entender esta circunstancia uno no necesita ser ni un filósofo ni un médico. Esto es tan obvio como que el hecho de que el Volga desemboca en el mar Caspio.
Entonces, ¿por qué ha surgido esta pregunta en la ciencia una y otra vez a lo largo de los siglos? ¿Por qué estallan repetidamente disputas acerca de la interrelación exacta entre estos dos aspectos de la actividad vital del ser humano? ¿No se trata de una disputa artificial, que nada tiene que ver con el problema estrecho en el que se encuentra el ser humano?
Evidentemente, no lo es. Y el problema surge precisamente porque el ser humano no es un “ser por un lado social y por otro lado biológico” que pueda partirse en dos (al menos en el pensamiento), sino un ser dialéctico en el sentido literal de la palabra.
Esto significa que cualquier expresión social, cualquier acción o manifestación de la vida social en el ser humano es posible gracias a los mecanismos biológicos – por encima de todos, los del sistema nervioso. Por otro lado, todas las funciones biológicas del organismo humano están subordinadas a la realización de sus funciones sociales hasta tal punto que toda la biología se convierte aquí en una mera forma de manifestación de un principio de naturaleza muy diferente. Leer más…
«De la teoría estructural a la coyuntura aleatoria»: André Tosel
Sin ánimo de provocar modificamos el título de la célebre autobiografía que Louis Althusser escribió luego del asesinato de su esposa en 1980 y de su entrada en la noche de los muertos vivos.
El futuro de Althusser dura mucho. La época de la crisis del capitalismo globalizado ya ha traído de regreso al espectro de Marx, como su amigo Derrida había tenido el coraje de hacer notar por aquellos años (1993). Por su trayectoria tormentosa, por su aptitud para plantear las cuestiones cruciales luego del fracaso de la revolución comunista, el pensamiento de Althusser aún se presenta como capaz de producir armas intelectuales para afrontar nuestro tiempo. No se trata tanto de una mera vuelta como del ingreso en una nueva órbita. En verdad, esta nueva órbita es un giro que se realiza sobre el doble luto por las formas de experiencia adoptadas por los movimientos antisistema, prioritariamente el luto por el movimiento obrero, el único que, en sus diferentes variantes, socialdemócrata o comunista, ha existido duraderamente a lo largo de la modernidad, y, ligado al mismo, el luto por el movimiento anticolonialista y antiimperialista que en su momento supo encontrar apoyo en el comunismo. Leer más…
«Reificación y Cosificación: Categorías Básicas de la Teoría de la Reificación y la Cosificación de Marx y su Construcción Lógica»: Tomonaga Tairako
1.- Reificación y Cosificación (Versachlichung und Verdinglichung)
En este artículo, intentaré establecer las categorías básicas que constituyen la teoría de la reificación (Versachlichung) y la cosificación (Verdinglichung) en Marx. A su vez, daré cuenta de su construcción lógica con el objetivo de reconsiderar el real significado de estas teorías.
La lengua alemana tiene dos palabras para referirse al término “cosa”, a saber, Sache y Ding. Estas palabras tienen diferentes significados incluso en el alemán cotidiano de hoy en día: Sache mienta materia, negocio, caso, causa (política o social), en breve, algo que debe su existencia a un trasfondo de relaciones sociales complejas, mientras que Ding refiere a la cosa material o natural. Marx considera la esencia común de la mercancía, dinero y capital en tanto una inversión fenoménica de las relaciones entre las personas en relaciones entre cosas (Sachen). En esta etapa, la mistificación de las relaciones económicas se encuentra en un primer estadio, por cuanto la cosa (Sache) como tal representa una relación social. Sin embargo, cuando la conversión da un paso más desde Sache a Ding, la dimensión de las relaciones entre las cosas (Sachen) es removida, y la cosa (Ding) se muestra sólo en tanto portadora de diferentes propiedades. Para ilustrar esta segunda fase de conversión utilizaremos el siguiente ejemplo: la ganancia, el interés y la renta de la tierra son en esencia nada salvo diferentes formas fenoménicas de plus-trabajo objetivado que el capital industrial extrae gratuitamente de los trabajadores asalariados. Sin embargo, en el nivel de la superficie fenoménica, sus relaciones con el plus-trabajo de los productores directos son completamente removidas; ahora los medios de producción, el dinero y la tierra aparecen como si estuvieran por naturaleza dotados con la habilidad de espontáneamente generar ganancia, interés y renta como si fueran sus propios frutos. En su última fase, este tipo de mistificación de las relaciones económicas se denomina cosificación (Verdinglichung), que significa la conversión de Sache en Ding, y que se diferencia conceptualmente de la reificación (Versachlichung), que mienta la conversión de la persona en cosa (Sache).
Ahora, explicaré el desarrollo conceptual de la reificación y la cosificación en relación con las mercancías. Leer más…
«Releyendo a Marx ante el siglo de la gran prueba: fetichismo, termodinámica y crisis socioecológica»: Emilio Santiago Muiño
«Sobre la relación entre Hegel y Marx»: Carlos Pérez Soto
No hay aval textual suficiente como para establecer de manera rigurosa qué pensaba Marx de las ideas de Hegel. No hay ninguna manera satisfactoria de resolver el asunto de la relación entre ambos con rigor científico y filológico. La conclusión obligada de este hecho es que la relación entre Marx y Hegel solo puede ser establecida a través de una hipótesis política. Una hipótesis que nos sirva para potenciar políticamente nuestras luchas desde un fundamento postulado. Un fundamento que no se puede deducir directamente desde ambos autores. Desarrollo los antecedentes que llevan a esta conclusión, recomiendo una manera específica de postular esta relación. Postulo una relación determinada entre Marx y Hegel, al servicio de la política del presente.
1. Una cuestión de método
La única manera de saber qué pensaban Hegel y Marx es recurrir a lo que escribieron. A lo que escribieron ellos. No a lo que relatan sus amigos o discípulos. Menos aún a lo que otros, ni siquiera amigos o discípulos, dicen que pensaban, o afirman haberles escuchado. Si se trata de rigor académico, la única fuente que podemos usar es lo que ellos escribieron, seamos redundantes, directamente, personalmente.
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In Memoriam Adolfo Sánchez Vázquez
«Poulantzas revisitado: Estado, Clases y Transición al Socialismo»: Panagiotis Sotiris y Thomas Goes
Thomas Goes: ¿Por qué deberíamos estudiar hoy el trabajo de Nicos Poulantzas, un teórico que murió hace casi 40 años? Dicho de otro modo, ¿qué pueden lxs activistas, las organizaciones y lxs cuadrxs políticos de la izquierda anticapitalista aprender de sus escritos que pueda ser útil, incluso necesario para construir una izquierda fuerte y prometedora?
Panagiotis Sotiris: El trabajo de Nicos Poulantzas es una de las contribuciones más importantes a una posible teoría del Estado y de antagonismos de clase en el Estado. La de Poulantzas era una concepción altamente original del Estado —el Estado no como un simple instrumento en las manos de la clase dominante, sino como la “condensación material de las relaciones entre las clases”. Poulantzas ofreció una invaluable aproximación a la complejidad de los Aparatos de Estado, articulando relaciones múltiples entre el Estado y el terreno de la lucha de clases, incluyendo a la esfera productiva, y las múltiples maneras en las que el Estado funciona como un punto nodal en la (re)producción de las estrategias de la clase burguesa1.
Su último libro, Estado, Poder y Socialismo, ofrece uno de las más sofisticadas conceptualizaciones sobre cómo el Estado juega un papel central en la producción y reproducción de medidas represivas y en la interpretación ideológica, pero también incorpora discursos, estrategias y técnicas de poder, en los términos de Foucault. Este enfoque recuerda al Estado Integral de Antonio Gramsci, en donde la “complejidad de las actividades teóricas y prácticas de la clase dominante no solo justifican y mantienen su dominación, sino que le permiten ganar el consenso activo de aquellos que son gobernados” 2 En este sentido, la teoría del Poulantzas es una herramienta para ayudar a los militantes a entender a qué se enfrentan.
Al mismo tiempo, el concepto relacional de Estado permite teorizar la efectividad de la lucha de clases. Es cierto que ha habido una tendencia a interpretar la concepción relacional como una forma de reformismo, que apunta a una transformación gradual a partir de luchas que son “interiorizadas” en el Estado. Estoy en desacuerdo con la lectura que transforma al trabajo de Poulantzas en algo similar al reformismo de Eduard Bernstein. De acuerdo con Poulantzas, los aparatos de Estado son la “condensación material de las relaciones de clase”. Por tanto, estamos hablando de un Estado de clase atravesado por los intereses tácticos y estratégicos de la burguesía3 En cualquier caso, no es refugio ni instrumento, sino terreno de antagonismos de clase. Las clases subalternas puede inducir rupturas, apertura y ganancias como parte de una estrategia por la hegemonía, que necesitará, en el límite, de una confrontación con la materialidad de los aparatos represivos del Estado (que en la teoría marxista clásica es descrita como la necesidad de destruir el Estado). Este es otro importante aviso para la militancia: la política radical no consiste en una larga travesía a través de las instituciones, ni en una simple preparación para una confrontación final con el Estado. Podemos pensar en ella, en cambio, como un complejo dialéctico complejo: la modificación de la relación de fuerzas en la lucha de clases a favor de las clases subalternas, la creación de las condiciones para una hegemonía de la clase trabajadora y la preparación para la confrontación con las estrategias de clase inscritas materialmente en el Estado. Leer más…
«Sobre la relación entre Hegel y Marx»: Carlos Pérez Soto
No hay aval textual suficiente como para establecer de manera rigurosa qué pensaba Marx de las ideas de Hegel. No hay ninguna manera satisfactoria de resolver el asunto de la relación entre ambos con rigor científico y filológico. La conclusión obligada de este hecho es que la relación entre Marx y Hegel solo puede ser establecida a través de una hipótesis política. Una hipótesis que nos sirva para potenciar políticamente nuestras luchas desde un fundamento postulado. Un fundamento que no se puede deducir directamente desde ambos autores. Desarrollo los antecedentes que llevan a esta conclusión, recomiendo una manera específica de postular esta relación. Postulo una relación determinada entre Marx y Hegel, al servicio de la política del presente.
«Antiquity and Modernity of Soviet Marxism»: STASIS
ISSN 2500-0721
STASIS is a peer-reviewed academic journal in social and political theory, which is jointly edited by a group of intellectuals from Eastern, Central, and Northern Europe.
The Journal is published by the European University at Saint-Petersburg.
Tel./Fax: +7 (812) 383 53 17
e-mail: stasis@eu.spb.ru
“Para Althusser, la filosofía debe sacudir las cosas”: Entrevista a Warren Montag
Warren Montag es profesor de literatura británica y filosofía política en el Occidental College de Los Ángeles (Estados Unidos). Es también uno de los principales especialistas en el ámbito de los estudios althusserianos, editor de la revista décalages y autor de diversos libros sobre Adam Smith, Spinoza y Althusser.
En esta entrevista, Juan Dal Maso conversa con él acerca del desarrollo de los estudios y debates sobre Althusser durante los últimos años, a partir de la publicación de su obra póstuma. Repasan también las claves de interpretación del pensamiento del filósofo argelino-francés, expuestas por Montag en su libro: Althusser and his contemporaries. Philosophy’s perpetual War (Duke University Press, Durnham y Londres, 2013).
Tenemos diferencias con su lectura de Althusser en dos aspectos. El primero es que si bien no se lo puede asimilar sin más a la política del Partido Comunista Francés en la segunda posguerra, Althuser siempre se mantuvo dentro del PCF sin elaborar una posición claramente diferenciada, por lo que no resulta posible postularlo como un alternativa frente a aquel. El segundo es que el “materialismo del encuentro” característico sobre todo del Althusser tardío, si bien se separa de una lectura “estructuralista” rígida del marxismo, contiene una posición en la que la historia y la política se vuelven totalmente contingentes, por lo que –desde nuestra óptica– la falta de alternativas estratégicas del Althusser temprano se mantiene también en el tardío. Leer más…
«Thinking Matter, Thinking Body, Talking Hands»: Emanuel Almborg, Maria Chehonadskih, Alexei Penzin
Talking Hands is presented here in full until 11/05/18.
“Thinking Matter, Thinking Body, Talking Hands” is a film and discursive program relating to the work of Marxist philosopher Evald Ilyenkov. The evening featured a lecture by philosopher Alexei Penzin on Ilyenkov’s essay “Cosmology of the Spirit,” followed by a screening of artist Emanuel Almborg’s film Talking Hands (2016), and a conversation between Almborg and philosopher Maria Chehonadskih.
Penzin’s lecture takes llyenkov’s early speculative work on the “entropic death of the universe” as a starting point from which to salvage the powers of “thinking matter,” while Almborg’s film and conversation with Chehonadskih engages with llyenkov’s later work on pedagogy, theories of (dis)ability, and the “thinking body”. While both lecture and film propose a materialist understanding of thinking outside the individual, one is located in matter and the universe, and the other in sensuous activity with objects and between people, leading to unique understandings of communism.
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«Arte, ideología y materialismo en Valentín Volóshinov, Bertolt Brecht y Louis Althusser»: José María Durán
I. Cuestiones de materialismo y dialéctica en V. Voloshinov
1. Introducción
1.1. Ideología y conciencia
En el contexto de la lingüística soviética de los años 1920 y 1930 los escritos de Valentín Volóshinov sobresalen como una de las aportaciones más originales al desarrollo de una filosofía marxista de los fenómenos ideológicos.[2] En la introducción a El marxismo y la filosofía del lenguaje de 1929 Volóshinov reconoce que “[h]asta ahora no existe ningún estudio marxista de la filosofía del lenguaje», por lo que en su libro asume “la modesta tarea de señalar sólo el sentido general de un pensamiento lingüístico auténticamente marxista, así como aquellas pautas metodológicasa las cuales tal pensamiento habría de sujetarse en su enfoque de los problemas lingüísticos concretos.” [3] Asimismo, Volóshinov señala la dificultad para encarar un trabajo semejante debido a la falta de una teoría marxista “comúnmente aceptada” acerca de la “realidad específica de los fenómenos deológicos”, entre los cuales Volóshinov ubica el lenguaje en tanto que “realidad específica material de la creatividad ideológica” [4]. Además, Volóshinov añade que aunque los “fundadores del marxismo dejaron una definición del lugar de la ideología en la totalidad de la vida social”, éstos no contribuyeron al estudio ni del “material de la creación ideológica” ni de “las condiciones de la comunicación ideológica”, y se lamenta de que aquellas áreas del conocimiento que apenas fueron abordadas por Marx y Engels se hayan visto “invadidas por las categorías mecanicistas”, por lo que se encuentran Leer más…
«Marx: un pensador crítico abierto»: John Bellamy Foster
Doscientos años después del nacimiento de Karl Marx, la influencia de su crítica al capital es ahora mayor que nunca, en lo que se ha llamado el “renacimiento de Marx”. 1 Para quienes creían que el marxismo simplemente había desaparecido con la caída del Muro de Berlín y, el filosofo alemán sería una víctima de lo que Francis Fukuyama denominó “el fin de la historia”, este nuevo renacimiento del marxismo sin duda un proceso sorprendente. 2
En 1942, durante lo que denominó el “renacimiento marxista” de su época, el gran economista conservador Joseph Schumpeter escribió :
La mayoría de las creaciones del intelecto o fantasía desaparecen para siempre después de un tiempo que varía entre una hora después de la cena y una generación. Algunos, sin embargo, no. Sufren eclipses pero vuelven y no vuelven como elementos irreconocibles de una herencia cultural, sino en su atuendo individual y con sus cicatrices personales que las personas pueden ver y tocar. A estos bien podemos llamar los grandes, no es una desventaja esta definición que vincula la grandeza a la vitalidad. Tomada en este sentido, es indudablemente que grande es la palabra para aplicar al mensaje de Marx. 3
Argumentaré que la “grandeza” y la “vitalidad” de las ciencias sociales marxianas que observa Schumpeter derivan principalmente de su lógica interna como su forma de investigación científica abierta . 4 Leer más…