Resumen
El presente artículo se ocupa de las ideas psicológicas desarrolladas por pensadores y líderes políticos del marxismo europeo desde los tiempos de Marx hasta la Revolución de Octubre. Se ofrece un recorrido histórico a través de temas como las implicaciones subjetivas de la controversia entre marxistas y bakuninistas en la Primera Internacional; el aspecto psicológico de la crítica del trabajo en Lafargue; la oposición entre las perspectivas psicológicas idealistas y materialistas en la Segunda Internacional y los sistemas de psicología materialista elaborados por Kautsky, Plejánov, Lenin y Luxemburgo. El análisis de tales temas permite detectar coincidencias con el enfoque psicológico del propio Marx, pero también con la perspectiva psicoanalítica de Freud.
Palabras clave: marxismo, psicología, socialismo, conciencia, teoría del reflejo
Introducción: marxismo y psicología
Ya hemos explorado las principales ideas psicológicas de Marx y Engels en dos artículos publicados recientemente (Pavón-Cuéllar, 2015a, 2015b). Ahora intentaremos continuar la misma exploración en las distintas corrientes políticas e intelectuales que parten del legado marxiano y que lo enriquecen o empobrecen, lo simplifican o complican, lo desarrollan o atrofian su desarrollo, lo aplican o revisan, lo volatilizan en dialécticas etéreas o lo solidifican en fórmulas esquemáticas, lo encierran en un estrecho ámbito disciplinario o expanden cada vez más su esfera de incidencia, permitiéndole incursionar de las más diversas formas en distintos campos, entre ellos el de la psicología.
Entendemos aquí la psicología, del modo más general, como el estudio específico del psiquismo, el cual, según la perspectiva en la que se le estudie, podrá tomar formas alternativas como las del alma, el espíritu, la conciencia, la mente, la cognición, el comportamiento, la personalidad o la actividad. En todos los casos, el objeto del estudio psicológico se asociará esencialmente con la subjetividad. Será, por así decir, un objeto subjetivo o una objetivación del sujeto. Esto exigirá una torsión reflexiva en quien lo estudia, lo que dificultará su estudio, pero también lo convertirá en un desafío para la ciencia y la filosofía. Tal desafío ha sido encarado más de una vez en la tradición marxista.
Cuando se habla de la relación del marxismo con la psicología, suele pensarse en grandes psicólogos marxistas como Vygotsky, Leontiev, Rubinstein, Wallon y otros. El denominador común de estos psicólogos es precisamente el de ser psicólogos, asumirse como tales y creer de algún modo en el proyecto de una psicología marxista consolidada como ciencia humana y especialidad acadéica-profesional. Pero ésta es tan sólo una posible relación del marxismo con la psicología, una entre otras, no la única y ni siquiera la más importante para nosotros.
Muchos años antes de que hubiera psicólogos marxistas, los grandes pensadores y líderes políticos del marxismo empezaron a incursionar ya en lo que
actualmente nos representamos como el campo psicológico, atravesándolo como cualquier otro campo, sin exiliarse en él de manera definitiva, sin ser ellos mismos psicólogos, sin ver necesariamente la psicología como una ciencia humana independiente y sin atribuirle ningún carácter profesional-académico. Esto les daba una gran libertad de juicio, permitiéndoles establecer y problematizar toda clase de relaciones entre el marxismo y la psicología, muchas de ellas ni siquiera presentidas posteriormente por los psicólogos marxistas en sentido estricto, quienes debían presuponer una sola relación, dedicarse a ella e imponer límites a su cuestionamiento.
Mientras que los psicólogos marxistas únicamente saben hacer psicología marxista, los otros marxistas han sabido hacer muchas otras cosas con la psicología, como emplearla en combinación con otros utensilios teóricos, empuñarla como arma de lucha, invertirla o convertirla en algo completamente diferente de lo que suele ser en la sociedad burguesa, defenderse de ella, rodearla o atravesarla, cuestionarla y discutir con ella desde su exterior, articularla con otras aproximaciones al fenómeno humano, desarticularla entre otros saberes, mostrar su incompatibilidad con respecto al marxismo e insertarla o disolverla en conocimientos globales. Y desde luego que los marxistas no-psicólogos han podido hacer también lo que hacen sus camaradas psicólogos. Han hecho psicología, y la han hecho muy bien, de modo consistente y metódico, lúcido y original. Sus reflexiones marxistas en torno al psiquismo han podido llegar a concretarse y desarrollarse en direcciones inéditas y asombrosamente variadas al desprenderse de ataduras empiristas, positivistas y cientificistas, y al despreocuparse de la definición-delimitación disciplinaria de una ciencia psicológica marxista como profesión y nicho de academia.
Aunque no se haya limitado a ser psicología, el marxismo, en suma, nunca dejó de ocuparse de la psicología y de su objeto. Es lo que mostraremos en las siguientes páginas al examinar la manera en que el campo psicológico fue abordado y sondeado por los grandes pensadores marxistas que lucharon y reflexionaron en el continente europeo desde los tiempos de Marx hasta el triunfo de la Revolución de Octubre. Por ahora nos concentraremos en esta época, no sólo por su importancia para la configuración interna del marxismo en sus múltiples tendencias y tensiones, sino también por constituir un período característico que se distingue claramente de lo que tendremos después, a partir de los años veinte y treinta, cuando el psicoanálisis freudiano o post-freudiano y la propia psicología marxista profesional-académica pasen a un primer plano en la relación del marxismo con la esfera psicológica.
Tras examinar el elemento subjetivo en la controversia entre marxistas y bakuninistas en el marco de la Primera Internacional, abordaremos la crítica del trabajo en Lafargue y la oposición entre las perspectivas psicológicas idealistas y materialistas en los primeros años de la Segunda Internacional. Seguidamente nos detendremos en los elaborados sistemas de psicología materialista que encontramos en Kautsky, Plejánov, Lenin y Rosa Luxemburgo, dejando para una investigación posterior a Trotsky, Stalin y otros contemporáneos suyos que alcanzaron la mayor influencia y el mayor desarrollo de su pensamiento después de la Revolución de Octubre. En cada caso, destacaremos las coincidencias con el enfoque psicológico del propio Marx, pero también con la perspectiva psicoanalítica de Sigmund Freud, la cual, aunque no haya interactuado estrechamente con el marxismo en los años que nos ocupan, sí lo hará en los años siguientes, dando lugar a importantes movimientos intelectuales que marcarán el siglo XX. Estos movimientos habrán de poner de manifiesto lo que ya podremos adivinar en las siguientes páginas, a saber, la profunda correspondencia entre las formas en que se concibe la subjetividad en las dos grandes torsiones críticas reflexivas históricas del marxismo y del psicoanálisis freudiano.
Fuente: Marx e o Marxismo
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