«En el corazón del laberinto (de la izquierda): Jacobo Muñoz y los usos del realismo»: Germán Cano
Im Kampf zwischen Dir und der Welt,
sekundiere der Welt
Franz Kafka, Muñecos desorientados
La portada de Lecturas de filosofía contemporánea de Jacobo Muñoz de la edición de 1978 apunta a una declaración de intenciones. ¿Quería su autor advertir con ella de la emergencia de una nueva fisonomía de la subjetividad? En ella encontramos uno de esos maniquís o «autómatas» que Georg Grosz, «airado por los engaños» y por ello «cada vez más politizado hacia la Izquierda », dibujaba durante la crisis de Weimar en los años veinte. En 1978, a tenor de la situación española, este guiño a estos muñecos groszianos desorientados en el laberinto en el que se había convertido la historia, no era gratuito. Se cuenta que Leo Löwentahl, al hacer balance del grupo de la Escuela de Frankfurt, comentaba que «no fuimos nosotros quienes abandonamos la praxis, fue la praxis quien nos abandonó». ¿Buscaba el filósofo marxista de lapraxis que era Jacobo Muñoz dar respuesta al «secuestro» del sujeto emancipatorio? ¿Cómo era posible salir de este «laberinto» de la desorientación histórica cuando la fisonomía cosificada del nuevo mundo social aparecía bajo los crudos ojos realistas, pero no naturalistas, de Grosz?
Como se ha señalado2, cualquier tentativa de balance de la obra y figura de Jacobo Muñoz exige confrontarlas con la influencia directa del magisterio de Manuel Sacristán, así como contextualizarlas, por un lado, en el marco de la tradición práctico-emancipatoria de la izquierda hegeliana y, por otro, en el horizonte filosófico generado a partir de la filosofía alemana, particularmente de la reelaboración que, desde perspectivas diferentes, Ortega y Lukács realizaran de la obra de Simmel y Weber. Un paisaje filosófico cuya complejidad se acentúa con las líneas que trazara el joven Nietzsche, sismólogo de la decadencia de la «cultura superior» bajo la imagen del «centauro», figura que asumirá diversos rostros, no siempre emancipadores, durante el pasado siglo. Hablamos, en efecto, de la oposición entre «vida esencial» y cultura decadente, subjetividad cosificada y «alma». Un nudo temático que Jacobo Muñoz, siguiendo a Sacristán, recogerá desde el trasfondo de la tradición marxista occidental y desarrollará, en virtud de su versatilidad, hacia un diagnóstico más amplio de la crisis civilizatoria global. Dentro de este «monstruoso» campo de hibridaciones, el único humus honrado en tiempos de acerba crisis, forjará un tipo de lucidez crítica y una reflexión filosófica de pulso más adjetivo que sustantivo, distantes del mundo académico, pero equilibradamente inmersas en él.
Agradecemos a Biblioteca Nueva su gentileza por permitirnos socializar este capítulo del libro «Constelaciones intempestivas. En torno a Jacobo Muñoz»