«Una abdicación humillante para un golpe constitucional de perspectivas nada halagüeñas»: Antoni Domènech, G. Buster y Daniel Raventós
Juan Carlos de Borbón nos tomó a todos por sorpresa a primera hora de la mañana del lunes anunciando la abdicación de la Corona. Muy probablemente es verdadera la versión oficial, según la cual se trata de una decisión tomada hace meses, y en cuyo secreto estaban sólo los muy allegados a la Casa Real, Rajoy y Rubalcaba. La abdicación estaría, así pues, concebida por ese pequeño cenáculo, por lo pronto, como un primer movimiento de pieza destinado a recomponer parcialmente, y hasta donde se pueda, los fenecidos acuerdos básicos que configuraron el arco político dinástico de la Transición (UCD, PSOE, PCE-PSUC –luego IU/ICV—, AP –luego PP—, CiU y PNV y otras formaciones regionales menores). Y más perentoriamente aún, a encarar algunas reformas constitucionales que les permitan enfrentarse con alguna perspectiva mínimamente razonable de negociación al masivo desafío soberanista catalán, que tiene citas decisivas con la calle y con las urnas el 11 de septiembre y el 9 de noviembre próximos. Y a partir de ahí, acaso comenzar una «segunda Transición» –también protagonizada y controlada por las elites— capaz de revertir la manifiesta crisis de la Segunda Restauración e insuflarle un nuevo soplo de vida.
Pero sólo los necios –y el lumpen académico conspiracionista o estructuralista— pueden creer que las elites, además de ser malísimas, no cometen nunca errores políticos de bulto. ¿Lo es la jugada de la abdicación? Seguramente no, en el sentido en que en el ajedrez no se consideraría necesariamente una mala jugada un «movimiento forzado». Pero en política los tiempos y los ritmos tienen un papel mucho más importante que en los juegos de mesa de información perfecta. Y el movimiento forzado de la abdicación no se ha producido en el momento idóneo fantaseado (justo después de las elecciones europeas, para que no pasara factura política electoral a sus valedores e ideadores, y con tiempo por delante para encarar de otra manera el vértigo catalán). Sino tras el resultado electoral inesperadamente catastrófico cosechado por el bipartidismo dinástico, cuya primera consecuencia fue la defenestración política de Rubalcaba, arteramente aplazada unas semanas. Todos los indicios apuntan a que la decisión de que el anuncio se produjera precisamente el lunes fue tomada con ciertos nervios y vacilaciones de última hora, que explicarían la impresión de improvisación comunicada a la opinión pública, así como la incomprensible «cantada» protocolaria de que fuera Rajoy, y no el propio rey, quien compareciera primero ante los medios de comunicación.
El momento no resulta precisamente oportuno para los desacreditados intereses de quienes necesitan perpetuar con afeites amañados en secreto el lamentable statu quo presente.
No es un buen momento, por lo pronto, para el propio Príncipe de Asturias, quien, de tener éxito la delicada maniobra sucesoria, comenzará su reinado teniendo que pechar con los numerosos flecos todavía sueltos del sinnúmero de escándalos protagonizados estos últimos años por la Familia Real, singularmente el del caso Noos de Urdangarín y su esposa, la Infanta Cristina (hermana del heredero al Trono). Por si fuera poco, el inexperimentado heredero, que apenas tenía uso de razón cuando se forjaron las viejas complicidades tejidas por el famoso tranquil, Jordi, tranquil del 23F de 1981, tendrá que comenzar su reinado lidiando nada menos que con el bravísimo proceso democrático soberanista catalán en curso, ese inadvertido iceberg político en que ha terminado dando el fastuoso Titanic de la Segunda Restauración borbónica. Bien es verdad que ningún momento sería aquí suficientemente bueno del todo, y que algunos esperarán jugar la carta de que el nuevo capitán del Titanic es también Príncipe de Girona…
No es buen momento, desde luego, para los pasajeros de primera clase de ese Titanic. Precisamente cuando las elecciones europeas acaban de hacer patente el desplome del bipartidismo dinástico, muro principal de carga del criminógeno cártel formado por las grandes empresas del Ibex, los grandes grupos mediáticos de comunicación y buena parte de dirigentes y exdirigentes de PP, PSOE, CiU y PNV, anchas puertas giratorias mediante: un cártel enseñoreado del capitalismo oligopólico de amiguetes políticamente promiscuos en que terminó fraguando la economía política de la Transición y al que el estallido de la crisis capitalista mundial y su pésima gestión por parte de la UE ha puesto patas arriba provocando un inaudito sufrimiento entre la población trabajadora española.
Pero no es buen momento, sobre todo, para un PSOE más hundido electoralmente que nunca, totalmente desnortado ideológico-políticamente y harto desvencijado organizativamente. Su secretario general, Rubalcaba, se había visto precisamente forzado a anunciar su «abdicación» de mala manera unos días antes que el monarca, aunque para hacerla efectiva después de él. Las razones resultan ahora evidentes: había que paralizar cualquier reacción de los barones territoriales y del grupo parlamentario socialista en el proceso sucesorio, que no por constitucional es menos antidemocrático. Y es evidente que muchos socialistas han empezado a comprender tras las elecciones europeas –unos de buena fe, otros porque a la fuerza ahorcan— que la única alternativa a la «pasokización» irreversible del PSOE es un giro drástico y creíble a la izquierda. ¿Qué harán ahora, en el momento crítico de esta inoportuna sucesión monárquica? ¿Aparecer coram populo como parte esencial de una «casta» empeñada en arrebatar a todos los pueblos de España, y no solo al catalán, el «derecho a decidir», votando en las Cortes con el PP y con la UPyD la Ley orgánica ad hoc que necesariamente tendrá que regular esta sucesión hereditaria? La única voz disidente en la dirección socialista –más allá de las posturas de las Juventudes Socialistas e Izquierda Socialista— ha sido la de Eduardo Madina, quien, tras reafirmar su «republicanismo», ha asegurado con ingenuidad digna de mejor causa que el voto positivo de su grupo parlamentario a la Ley Orgánica no cerraría el debate sobre la forma de Estado en una reforma constitucional posterior. Siendo realistas, lo que verosímilmente cerraría para siempre es la credibilidad de cualquier eventual giro del PSOE a la izquierda en su Congreso de julio.
¿Y qué hará la UGT? Las primeras declaraciones de Candido Méndez han sido para exigir una reforma constitucional en su momento sobre el reparto territorial y las consultas directas a los ciudadanos. Preguntado sobre la república, Méndez afirmó que UGT no la plantearía, pero que en caso que surgiese la cuestión (¿?) su sindicato es una fuerza republicana. El tiempo para reaccionar es muy, muy corto. Al menos, CCOO ya ha emitido un rápido comunicado sumándose lacónicamente a las voces que exigen un referéndum constitucional.
Recuérdese que una Ley orgánica –desarrollo de la Constitución— exige no solo mayoría absoluta (que ahora mismo la tiene todavía el PP en las Cortes), sino además, por razones de legitimidad política, que la mayoría favorable sea holgadísima, como de 2/3 cuando menos, y que no haya una oposición muy evidente en el tercio restante. ¿Cómo podrían votar a favor o incluso abstenerse CiU y PNV, como han anunciado, después de la prohibición de la consulta catalana? Por lo demás, el pacto en la sombra entre Rubalcaba, Rajoy y la Corona, para ser efectivo y no una simple maniobra para salir del paso, tiene que abrir perspectivas para una reforma constitucional controlada que ofrezca la negociación de una formula territorial mínimamente razonable a CiU, y aunque vaya ya con mucho retraso, que aparezca inmediatamente como una alternativa plausible a lo que la prensa ha venido llamando el «choque de trenes» de la Diada el 11S y de la consulta de autodeterminación el 9N. Ésta y no otra parece ser la explicación del voto afirmativo empeñado hoy por CiU. Y asalta inmediatamente la pregunta: ¿a qué coste mantendrá ERC su apoyo al gobierno de la Generalitat con la sola justificación de no entorpecer los preparativos de la Diada y la Consulta? ¿Y cuánto tiempo seguirá callada la ANC ante la complicidad de CiU con el proceso sucesorio español?
Por motivos obvios, el cenáculo que ha diseñado esta especie de golpe constitucional para iniciar la farsa de una segunda Transición demediada no puede ir a una reforma constitucional que exija referéndum. Es decir, sus reformas no podrían tocar, según el art. 168, ni el Titulo Preliminar, ni el I ni el II. A la espera de descubrir el trapichero artilugio jurídico que se prepara, parece casi imposible ofrecer nada razonable a CiU –incluso a Durán— que no pase por tocar esos Títulos de la Constitución del 78. Así pues, Rajoy y Rubalcaba se enfrentan a un verdadero dilema: o abandonar toda idea de reforma constitucional, o someter las acometidas a referéndum. Y Más y Durán, a la de aceptar como buena una promesa insustanciada para salvar el régimen que llevó al Tribunal Constitucional la reforma del Estatut aprobada por el pueblo catalán o seguir acompañando el proceso democrático soberanista.
Es verosímil la conjetura de que el Rey haya anunciado a toda prisa su intención de abdicar –en vez de esperar, por ejemplo, todavía unas semanas a que amainara la tormenta de las europeas— pensando que se agotaba el tiempo en el que el PSOE de Rubalcaba podría aún perpetrar in extremis et in angustis, antes de iniciarse la desbandada, una última deshonra a esta patria de la que tanto se llenan todos las bocazas y no dejar sólo y desairado al PP en la votación de la Ley sucesoria redactada por el gobierno.
Por eso se trata de una abdicación humillante: para el propio rey, desde luego. Pero sobre todo para el PSOE, si es que sus miles de militantes de verdad socialistas y de verdad republicanos no consiguen ser capaces de impedirlo. Porque el paisaje «reformador» que veríamos después del trámite parlamentario de la Ley orgánica no podría ser más desolador: el otrora poblado arco político dinástico, reducido ahora apenas a un PP en horas bajas y a un PSOE pasokizado desde arriba, desventrado y desangrado por el estúpido harakiri de un Rubalcaba que lo que único que de verdad aprendió en la escuela de Felipe González es el siniestro arte «político» de llevar a las gentes hacia donde de ninguna manera quieren ir.
Mientras tanto, las plazas se llenan de ciudadanos indignados que se niegan a jugar el papel de comparsas en el triste carnaval de la Coronación. IU, ICV-EUiA, ANOVA, Podemos, Equo-Compromís, el BNG y distintas fuerzas y organizaciones de las izquierdas sociales han llamado inmediatamente a luchar por la convocatoria de un referéndum en ejercicio del «derecho a decidir» de todos los ciudadanos del Reino de España. No tardarán en secundarlas otras: la cosa no ofrece duda. La erosión de legitimidad del régimen constatada recientemente en las urnas se hará aun más irreversible en medio de la ruborizante campaña mediática pelotillera ad maiorem regis gloriam a la que asisten estupefactos los distintos pueblos de España.Hasta las elecciones municipales y autonómicasde mayo de 2015, cuando las gentes hartas de tanta y tan grosera manipulación en su nombre puedan por fin expresarse en las urnas a favor de las fuerzas del gran bloque republicano político-social que se anuncia.
Es más, puestos a jugar esta partida de ajedrez a que se nos fuerza, ¿qué sentido tendría para IU seguir siendo la peana sobre la que se levanta el poder de Susana Díaz, nuevo factotum del PSOE en el gobierno autonómico andaluz, una vez se ha hecho hoy pública su participación en la conspiración de los poderosos para negar al pueblo andaluz que pueda hacer oír su voz en esta cuestión democrática esencial? IU debe plantearse muy seriamente provocar unas elecciones anticipadas en las que el pueblo andaluz pueda expresarse inmediatamente en esta crucial disyuntiva entre la pseudoreforma taimada del régimen o la apertura de un proceso democrático constituyente
Pase lo que pase, los republicanos españoles siempre tendrán que agradecer al pueblo catalán la inestimable ayuda democrática prestada en este final de tragicomedia chabacana de la Segunda Restauración. Pero queda a los demócratas catalanes –también en provecho propio— un último esfuerzo por realizar, acaso el más difícil y delicado: acompasar republicano-fraternalmente y sin tardanza su justa lucha por el «derecho a decidir» del pueblo catalán con la lucha por el «derecho a decidir» de todos los pueblos de España. Ojala sepamos todos estar a la altura de las circunstancias. Porque, como dice el refrán chino que tanto le gustaba a Hobsbawm, no se nos ahorrará vivir en «tiempos interesantes».
Antoni Doménech es el editor de SinPermiso. Gustavo Buster y Daniel Raventós son miembros del Comité de Redacción de SinPermiso.
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Sin embargo, la jugada del monarca no ha cogido por sorpresa al fundador de Frente Cívico, Julio Anguita, que ve en esta abdicación un claro movimiento del poder económico que gobierna el país para reforzarse, alarmado por la debacle electoral sufrida por el bipartidismo el pasado 25 de mayo.
El excoordinador federal de Izquierda Unida asegura que Juan Carlos de Borbón lleva mucho tiempo planeando este golpe de efecto, y critica a los movimientos republicanos por no haber trabajado en el modelo de Estado que quieren implantar: «Vamos a dejar de agitar tanto las banderas y vamos a trabajar en sesiones, creando un poder republicano».
Julio Anguita asegura que la impunidad de la familia real está garantizada, e insiste en que el camino a la Tercera República es idéntico al que siempre ha marcado para encarar unas elecciones: «Programa, programa, y programa».
¿Qué lectura hace de la abdicación del rey?
Creo que esto es algo que ustedes -los medios de comunicación- ya habían tratado. Esto es muy viejo. En el año 1994 se llegó a hablar de una conjura republicana, y era muy curioso porque estaba protagonizada por algunos sectores monárquicos: pasó cuando el tema de Javier de la Rosa, cuando Manuel Prado y Colón de Carvajal, cuando Mario Conde [casos de corrupción]; cuando se intentaba que los primeros escándalos en torno al monarca pudieran salpicar a la institución. Usted sabe que aunque fue sólo la punta del iceberg, con el caso de los elefantes volvió a hablarse de que el rey pudiese abdicar, pero el problema es más de fondo y quiero enmarcarlo en una serie de ideas.
La primera es que nos encontramos con que el bipartidismo imperante, que ha ido sosteniendo la Transición como las dos columnas de este edificio, se ha visto afectado por ese terremoto del 25 de mayo. Que el bipartito baje de esa manera en votos y escaños es preocupante para ellos, sobre todo cuando es necesario que el bipartito se refuerce ante lo que va a venir. ¿Y qué es lo que va a venir o está viniendo? Que la Troika va a seguir exigiendo más sacrificios; más medidas, más rebajas salariales y más impuestos indirectos, por mucho que el presidente del Gobierno lo niegue. Les hace falta un fuerte bloque político que sostenga eso. No en vano, don Felipe González, que no da puntada sin hilo, acaba de recordar que es necesario reforzar el bipartito, y pone como ejemplo a Alemania. Por tanto, tenemos una necesidad de afrontar los problemas económicos, que no están ni muchísimo menos resueltos, en absoluto. Hace falta que algo reimpulse al bipartito, porque también se habla de cambiar la Constitución para introducir elementos, al aire de lo que pueda pasar en Catalunya.
Hay otro elemento que hace necesarias estas medidas; usted sabe que si se pone en marcha todo lo que hay, lo que conocemos como el caso Gürtel, con el nombre de los ERE y como el caso Nóos, excelentísimos señores y señoras van a terminar en la cárcel, así que aquí habrá que buscar la manera de llegar a una ley de punto y final de cambio de estampitas, para que esto no pueda ocurrir ¿Cuál es la salida? Está muy clara: entra un nuevo rey, es joven, en fin. Para eso están ya los medios de comunicación palatinos; empiezan a operarse unas reformas y se van introduciendo estos elementos que permiten, como el gato pardo, que todo cambie para que todo siga exactamente igual. Esta es la operación que se ha puesto en marcha con la abdicación del monarca.
¿Hay otros motivos más allá de los que menciona?
Hombre, si a usted le parece poco esto…
¿Quién está apoyando esta manera de actuar? ¿Estamos hablando del bipartidismo? ¿Sólo el PP?
Detrás del PP y del bipartidismo están los que realmente mandan en España, los poderes económicos: Banco Santander, Banco Bilbao Vizcaya [BBVA], Gas Natural, los grandes empresarios. Todos estos son los que están detrás, preocupados ante la situación política, preocupados ante el hecho de que en las calles cada día hay un estallido. Preocupados ante el ascenso de determinadas fuerzas políticas: ahí está el tema de Izquierda Unida, ahí está el tema de Podemos. Ellos, que tienen la obligación de ver qué es lo que pueda pasar, tienen que buscar una solución que no se ha planteado hace 24 horas. En esto llevan ya muchos meses, por no decir años , lo que pasa es que ha llegado el momento de acelerarlo.
¿Por qué la cúpula del PSOE -que en teoría tiene un electorado más de izquierdas que el PP- está apoyando tan descaradamente a la monarquía?
Realmente, si usted recuerda todo lo que ha habido detrás de la Transición, paradójicamente, e igual que ocurrió en un momento en el propio Partido Comunista, la monarquía tenía mas apoyos en la izquierda que dentro de la derecha. El PSOE ha asumido un rol que ha venido muy bien a las castas dominantes, de tal manera que las grandes reformas económicas, cuando hubo que hacerlas, las hizo en el nombre de la izquierda Felipe González. La derecha no se hubiera atrevido, pero ahora sí lo hace, ya ha puesto en marcha todo eso. Aunque no se lo esperaba, González llegó al poder y se pulsaron los mecanismos económicos de la racionalidad, la modernidad y toda esa quincalla ideológica que acompaña siempre a las políticas conservadoras, es normal. Es más, el monarca se ha sentido más a gusto con Felipe González que con José María Aznar.
El PP y el PSOE están apuntalando la monarquía, otros partidos están pidiendo un referéndum o un proceso constituyente, empezar de cero. ¿Qué debería hacerse?
Yo soy de los que pidieron el referéndum en su tiempo, y ahora también, pero no me llamo a engaños. Llevo hablando de esto durante 15 años y he publicado un libro planteando el tema. Lo primero que tienen que hacer el pueblo español y las organizaciones republicanas es empezar a aclararse sobre qué clase de república quieren. Hasta ahora, el movimiento republicano -salvo honrosas excepciones- se ha limitado a conmemorar los acontecimientos de la II República. Pues muy bien, pero eso no vale. Hay que llegar a un acuerdo, a una conjunción; hay que sentarse a hablar de un proyecto republicano concreto para el siglo XXI, y eso todavía no lo veo. Dentro de un rato me voy a la concentración republicana en la plaza de las Tendillas [Córdoba], porque tengo que estar allí. Pero si se queda en eso, en agitar cuatro banderas sin plantear un proyecto, no habrá república. No creamos que con la abdicación del rey, por mucho que entre Felipe IV y se le critique, esto está acabado, no. En el peor de los casos, la oligarquía que manda en España traería una república, pero sería una república como usted puede entender. Creo que ya es hora de que el movimiento republicano se vaya dando cuenta de que tiene que llegar al acuerdo de qué república quiere, sin tener que mirar permanentemente atrás.
¿Cómo se explica que algo así coja por sorpresa a los movimientos?
Desde el año 2001 vengo planteando ese tema, y hablo desde la modestia. En abril del año pasado publiqué un libro llamado Conversaciones sobre la III República [editorial El Páramo] donde planteaba un modelo de república, de la Tercera. Hablaba sobre esto; la gente lo escucha, que bien que bien, pero al día siguiente vuelven a hablar de la II República, de la Guerra Civil. Lo digo con todo el dolor de mi corazón, y con las ganas que tengo de que en España haya república. Como quiero que haya república, hay que empezar a tomárselo en serio.
¿Cuáles serían los pasos a dar por los ciudadanos para acercarse a esta III República? ¿Tiene que partir necesariamente de los movimientos republicanos?
Los movimientos republicanos -asambleas, ateneos, partidos- tienen la enorme responsabilidad de empezar ya, que están tardando en hacerlo, a intentar conectar para crear una plataforma republicana que vaya colocando en lo alto un programa de III República, con medidas inmediatas y concretas para atajar los problemas que hay. Tiene que ir diseñando con un gran concurso de participación las ideas maestras de la futura Constitución Republicana.
¿Hasta que esto no se produzca no llegará la Tercera? ¿Entendemos que el bipartidismo conseguirá imponer como jefe de Estado al hijo no electo del rey?
Evidentemente. ¿Por qué Felipe González dijo que tenían que unirse? Para reforzar a la Corona, porque la Corona es la piedra del arco sobre el que se sustenta el dominio de la oligarquía en la Transición, y esos dos partidos han sido las columnas del proceso. Ante la situación a la que han llegado, y ante el horizonte que hay después de tanto escándalo, la operación está clarísima.
Por otra parte, el rey sabe que en cualquier momento puede surgir otro escándalo; alrededor de Zarzuela hay multitud de escándalos. Usted sabe que el rey es inviolable, ¿no?
Por la Constitución.
Estoy seguro de que a Juan Carlos alguien le ha garantizado la inimputabilidad para cuando deje de ser rey. El poder le garantiza la inimputabilidad.
¿Volvemos a hablar de los poderes económicos?
Es que son los poderes, lo demás son tonterías. Hablamos del poder económico y del político, que se presta muy bien a hacer esa labor gregaria, claro.
El anuncio de la abdicación ha llevado a la inmediata convocatoria de manifestaciones y protestas. Aunque las plataformas republicanas que a su juicio tienen que organizar este proceso no estén listas, ¿están la mayoría o una parte importante de los ciudadanos pidiendo una III República? ¿Es lo que esperan?
Si ahora mismo me dirigiese a los republicanos diría: «Miren, compañeros, de acuerdo con la república. Vamos a trabajar en serio para traerla, vamos a discutir qué república queremos y vamos a dejarnos de tantas manifestaciones». Vamos a dejar de agitar tanto las banderas y vamos a trabajar en sesiones, creando un poder republicano. Eso no se hace con banderas y manifestaciones; hay que hacerlas, obviamente, pero en base a eso no se hace la república.
La Casa Real recientemente ha llevado a cabo acciones como la apertura de una cuenta de Twitter , intentando renovarse para vender una mejor imagen. Ya que los españoles asumen que van a colocar a Felipe IV, ¿pueden perdonar las corinnas , las cacerías de elefantes y el resto de excesos?
Los españoles lo perdonamos todo. Mire usted, eso es cuestión de que los medios de comunicación larguen 15 días de Sissi Emperatriz , que la vamos a ver reponer estos días. Es cuestión de cuatro garambainas de estas, para que en seguida las infantitas y la futura reina pequeñita salgan en reportajes en esta revista y en la otra, se hable de lo apuesto que es el rey, etc. Esas garambainas están llevándose a la población española en un porcentaje muy alto.
Ya está pasando, basta mirar las portadas
Yo no lo estoy viendo porque francamente es estomagante, pero me lo imagino porque ya lo han hecho otras veces.
Si Juan Carlos se va y deja a Felipe IV, ¿gozará la infanta de protección en caso de que finalmente se demuestre que tiene responsabilidad en los casos Aaizon o Nóos?
Usted sabe lo que ha pasado con el caso Nóos y el Frente Cívico, cómo nos han expulsado los dos defensores de la infanta: el fiscal y la Audiencia de Palma de Mallorca. Nos han expulsado con la pretensión de que el sindicato Manos Limpias nos representase. No les ha gustado que nosotros nos personásemos. ¿Por qué? Porque ya es evidente, no íbamos a ninguna componenda, ninguna otra cosa, y ya está. En este momento se está tramando desde todas partes que la infanta no se siente en el banquillo, esto es de cajón.
Todo esto también ha influido en lo que el rey acaba de hacer. Tenga usted en cuenta que esto no es algo que el rey decidiese ayer, se viene fraguando desde hace tiempo, y tiene mucho que ver con lo que le he contado y con la intervención de Felipe González de hace una o dos semanas.
Fuente: http://www.publico.es/