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«Marx y sus Manuscritos de 1844: bases antropológicas en su concepción del hombre libre»: Levy del Águila Marchena

Desde ojos liberales y, en particular, a partir del marco de las disputas ideológicas que caracterizaron a la Guerra Fría, el marxismo ha sido caracterizado como una filosofía y un discurso legitimador de tiranías bajo las cuales la libertad de los individuos habría de perderse, como efectivamente ocurriera en torno de los regímenes de la órbita soviética y china que asumieron al marxismo como ideología estatal y fuente explícita de sus discernimientos, decisiones y conductas políticas. Detenerse en el planteamiento originario de la obra de Karl Marx, en cambio, permite ver las cosas desde otra perspectiva. Así, la representación del comunismo a la manera de un “reino de la libertad” en el cual los individuos puedan vivir por encima del “reino de la necesidad” y del sometimiento a poderes sociales (económicos, políticos) y naturales ajenos es un lugar común de la obra marxiana, cuando menos desde 1844 en adelante.

Marx es un filósofo moderno que, al igual que sus pares liberales y anarquistas,
piensa desde el individuo y se halla comprometido con la causa de la libertad humana. La diferencia, sin embargo, llega pronto, cuando es momento de determinar lo que dicha libertad significa. En términos generales, puede decirse que se trata de la libertad de individuos capaces de definir, desde las condiciones de existencia que les ha correspondido vivir y que transforman por medio de su acción, cuáles son los objetos de su voluntad y las disposiciones de su interés que habrán de orientar dicha acción. No se trata de miembros de una comunidad “adheridos” a trascendentes definiciones sociales, naturales o religiosas que diriman, “de una vez y para siempre”, cuáles han de ser los términos de sus propias condiciones de vida. El concepto de praxis que Marx termina de formular, hacia 1845, en “Las tesis sobre Feuerbach” y La ideología alemana, expresa esta doble determinación según la cual ser libre no es sino ser fuente de decisiones propias (y no mera reiteración de cánones sustanciales trascendentes) desde la condicionalidad socio-histórica en la que la vida de los individuos se desarrolla. Este llamado a pensar la libertad de manera no abstracta, sino desde el entramado histórico-social en el que es, se ha convertido en un lugar común a partir del cual la reflexión que procede de Marx ha elaborado múltiples críticas a la tradición liberal. No obstante, situados a inicios de nuestro siglo, y tomando en cuenta las diversas vertientes del liberalismo contemporáneo, particularmente en sus variantes pragmatistas, es necesario atender a una diferencia que se revela ahora más fundamental.

Marx y sus Manuscritos de 1844: bases antropológicas en su concepción del hombre libre

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Extraido del libro:

José Bermudo, Hacia una ciudadanía de calidad, 1o ed. (Barcelona: Horsori, 2007).

http://www.horsori.net/ca/ca22.htm