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«En el vigésimo aniversario de la muerte de Wolfgang Harich»: Àngel Ferrero
Sobre grandes intelectuales pesan en ocasiones grandes e injustos silencios. Mientras las modas intelectuales vienen y van, las reflexiones de éstos soportan mucho mejor el paso del tiempo y siempre terminan de un modo u otro regresando para iluminar los problemas político-filosóficos de nuestros tiempos. Wolfgang Harich (Königsberg, 1923 – Berlín, 1995) pertenece sin duda a esa categoría de intelectuales. Hasta hace sólo unas décadas la situación era, sin embargo, muy diferente. La traducción al castellano de sus libros Crítica a la impaciencia revolucionaria y Comunismo sin crecimiento tuvieron una considerable difusión en España entre la izquierda y varios escritos suyos fueron traducidos por revistas como Materiales, mientras tanto, El Viejo Topo y La Calle. ¿Quién era Wolfgang Harich? ¿Y por qué importa su obra? Leer más…
«Paul Burkett’s Marx and Nature Fifteen Years After»: John Bellamy Foster
This is the foreword to the second edition of Paul Burkett, Marx and Nature: A Red and Green Perspective (Haymarket, 2014).
Every book more than a few years old needs to be seen within the historical context in which it was written—works of social science most of all. Re-reading Paul Burkett’s Marx and Nature today, nearly a decade and a half after its first publication, reminds me of how different in some respects the historical context was then, at the end of the twentieth century, from what we face today, in the second decade of the twenty-first century. Fifteen years ago the idea of a planetary ecological crisis still seemed fairly new and was being discussed by a relatively small number of environmentalists and scientists. Global warming was a world issue, but seldom hit the front page. Nowadays climate change is part of our everyday lives everywhere in the world—and history seems, if anything, to be accelerating in this respect. A decade and a half ago the contribution of Marx and Marxism to the understanding of ecology was seen in almost entirely negative terms, even by many self-styled ecosocialists. Today Marx’s understanding of the ecological problem is being studied in universities worldwide and is inspiring ecological actions around the globe. Leer más…
«Marx y la fractura en el metabolismo universal de la naturaleza»: John Bellamy Foster
El redescubrimiento durante la última década y media de la teoría de la fractura metabólica en Marx ha llevado a muchos izquierdistas a pensar que esta teoría brinda una potente crítica de la relación entre la naturaleza y la sociedad capitalista contemporánea. El resultado ha sido el desarrollo de una perspectiva mundial ecológica más unificada, trascendiendo las divisiones entre la ciencia natural y la ciencia social, que nos permite percibir las formas concretas en las que las contradicciones de la acumulación del capital están generando crisis y catástrofes ecológicas.
Sin embargo, esta recuperación de la discusión ecológica marxiana ha dado lugar a más preguntas y críticas. Su análisis del metabolismo de la naturaleza y la sociedad, ¿cómo se relaciona con la cuestión de la “dialéctica de la naturaleza”, tradicionalmente considerada una línea de falla en la teoría marxista? ¿La teoría de la fractura metabólica viola la lógica dialéctica, y cae presa en un dualismo cartesiano simplista, como han acusado recientemente varios críticos de izquierda?[i] ¿Es realmente concebible, como han preguntado otros, que Marx, escribiendo en el siglo XIX, pudiera haber proporcionado ideas ecológicas que son importantes para nosotros hoy para comprender la relación humana con los ecosistemas y la complejidad ecológica? ¿No es más razonable que sus reflexiones en el siglo XIX sobre el metabolismo de la naturaleza y la sociedad hayan quedado “anticuadas” en nuestra era tecnológica y científicamente más desarrollada?[ii]
En lo que sigue trataremos de responder resumidamente cada una de estas preguntas. En ese proceso también haremos hincapié en lo que consideramos que es la importancia crucial del materialismo ecológico de Marx para ayudarnos a comprender la Gran Fractura que está emergiendo en el sistema terráqueo, y la necesidad resultante de una transformación de época, extremadamente importante, en el metabolismo naturaleza-sociedad.
«Anticapitalismo, ecosocialismo y movimientos sociales»: Entrevista con Michael Löwy
“El objetivo del socialismo, explica Marx, no es producir una cantidad infinita de bienes, pero sí reducir la jornada de trabajo, dar al trabajador tiempo libre para participar de la vida política, estudiar, jugar, amar. Por lo tanto, Marx proporciona las armas para una crítica radical del productivismo y, notablemente, del productivismo capitalista”.
El franco-brasileño Michael Lowy es uno de más destacados intelectuales revolucionarios a nivel mundial. Este sociólogo y filósofo marxista es uno de los principales impulsores de la alternativa Ecososcialista. En esta entrevista exclusiva para la revista “Puño y Letra” de Chile dialoga sobre el marxismo en América Latina; sobre los movimientos sociales; el nuevo internacionalismo; sobre el MIR chileno y los desafío de las y los anticapitalistas.
Marco Álvarez (MA): Michael, en tu libro El marxismo en América Latina señalas tres periodos en la historia del marxismo en la región: un “periodo revolucionario”, desde los años 20 hasta mediados de los años 30, en el que sobresalen el aporte teórico de Mariátegui y la experiencia de insurrección en El Salvador, en 1932; un “periodo estalinista”, iniciado a mediados de los años 30 hasta 1959, marcado por la hegemonía soviética; y un tercero que denominas «nuevo periodo revolucionario», iniciado con el triunfo de la revolución cubana. Continuando con esa clasificación, ¿cómo denominarías la etapa del marxismo en América Latina de los últimos 25 años y cuáles serían sus principales características?
Michael Löwy (ML): Buena pregunta…Es difícil saber si el periodo revolucionario abierto por la Revolución Cubana sigue hasta hoy, de alguna forma, o si se acabó, luego de 1990 (derrota de los Sandinistas, Acuerdos de Paz en El Salvador). Quizás el futuro nos dará la respuesta. Otra hipótesis es considerar cerrado el capítulo iniciado en 1959 y definir los últimos 25 años como «la batalla anti-neoliberal»: es un periodo en el cual se ensaya, en varios países del continente, salidas del inferno neoliberal. Una hipótesis más optimista sería hablar de un periodo de «socialismo del siglo 21», pero este es, hasta ahora, más bien un horizonte de esperanzas que una realidad social. Lo que caracteriza este periodo es: 1) la gran dispersión de la referencia marxista, que ya no es limitada a las corrientes «clásicas» de la izquierda; 2) la victoria electoral de la izquierda en la mayoría de los países, pero con una diferenciación muy clara entre los gobiernos social-liberales (Brasil, Uruguay, Chile) y los anti-imperialistas (Venezuela, Bolivia, Ecuador), con varias situaciones intermedias. Leer más…
«No podemos volver al pasado. Pero quedar en el vacío presente como proponen los ideólogos de la burguesía es insoportable»: Entrevista con Michael Löwy
Michael Löwy es uno de los más importantes pensadores marxistas actuales. Su vasta obra, desde La teoría de la revolución en el jóven Marx (1970) hasta su último La cage d’acier: Max Weber et le marxisme wébérien (2014), abarca temáticas muy diversas como el romanticismo, la sociología marxista o el ecosocialismo. El sociólogo y filósofo de origen brasileño recibió una parte del equipo de Marxismo Crítico en su apartamento de Paris para discutir sobre su enfoque romántico-revolucionario en Marx y su propuesta ecosocialista. Entrevista a cargo de Diana Fuentes y Victor Neves.
DF: Nos gustaría empezar por destacar el trabajo que llevas haciendo desde hace muchos años, que entre otras obras has plasmado en el libro «Rebelión y melancolía. El romanticismo como contracorriente de la modernidad», escrito con Robert Sayre hace más de 20 años, y donde abordas una cuestión que a nuestro modo de ver plantea una fértil lectura de Marx. ¿De qué manera podemos pensar que Marx es un romántico? ¿Es Marx un romántico?
ML: Planteado de esa forma sencilla y directa, la respuesta sería no. Marx no es un romántico. En realidad la posición de Marx hacia el romanticismo él mismo la resume muy bien en un pasaje de los Grundrisse, fundamentos para la crítica de la economía política de 1857-1858, primer manuscrito de El Capital que quedó inacabado. Ahí Marx plantea que en el pasado existían formas de vida social mucho más llenas de autenticidad, desde el punto de vista de la plenitud de la vida y que querer volver a esa plenitud como plantean los románticos es absurdo. No podemos volver al pasado. Pero quedar en el vacío presente como proponen los ideólogos de la burguesía es insoportable. En tanto que la crítica de los románticos a la civilización burguesa tiene su legitimidad en nombre del pasado, los burgueses no tienen como contestarla. Por eso la crítica romántica seguirá existiendo como una sombra de la burguesía hasta que ésta desaparezca. Creo que ahí está todo dicho. Leer más…
«El capitalismo nunca podrá ser verde ni tener rostro humano» entrevista con Yayo Herrero
Antropóloga, ingeniera técnica agrícola y diplomada en educación social, Sagrario (Yayo) Herrero, se las arregla para combinar su trabajo como directora de la fundación FUHEM, ser tutora de Educación y Sistemas Complejos en la UNED y llevar, junto a otros dos compañeros, la coordinación estatal de Ecologistas en Acción, que asume desde hace ocho años. Además, acaba de publicar ‘Las personas primero’ (Icaria, 2013), un libro de conversaciones junto a la diputada Mónica Oltra. Pero Yayo Herrero es, sobre todo, una activista incombustible y de amplia trayectoria. Durante los días 24, 25 y 26 de enero viajará a Ginebra para intervenir en los Encuentros Internacionales Ecosocialistas, una «prueba embrionaria» para tejer lazos entre grupos ecologistasy movimientos de la izquierda social que pretende llegar a acuerdos sobre sómo abordar las diferentes crisis a las que se enfrenta el Planeta y la humanidad. El punto de partida, en cualquier caso, está claro: «Es imposible salir de la crisis financiera, económica y social sin tener en cuenta la crisis ecológica».
«Undécima carta a las izquierdas: ¿ecología o extractivismo?»: Boaventura de Sousa Santos

Antes de la crisis financiera, Europa era la región del mundo donde los movimientos ambientalistas y ecologistas tenían más visibilidad política y donde la narrativa de la necesidad de complementar el pacto social con el pacto natural parecía gozar de una gran aceptación pública. Sorprendentemente o no, con el estallido de la crisis estos movimientos y esta narrativa desaparecieron de la escena política y las fuerzas políticas más directamente opuestas a la austeridad financiera reclaman crecimiento económico como única solución, y excepcionalmente hacen alguna declaración algo ceremonial sobre la responsabilidad ambiental y la sostenibilidad. De hecho, las inversiones públicas en energías renovables fueron las primeras sacrificadas por las políticas de ajuste estructural. Antes de la crisis el modelo de crecimiento en vigor era el principal blanco de crítica de los movimientos ambientalistas y ecologistas precisamente por insostenible y producir cambios climáticos que, según los datos la ONU, serían irreversibles a muy corto plazo, según algunos, a partir de 2015. Esta rápida desaparición de la narrativa ecológica muestra que el capitalismo no sólo tiene prioridad sobre la democracia, sino también sobre la ecología y el ambientalismo.
«Economía y ecología»: conferencia de Elmar Alvater
Elmar Altvater en la conferencia «Economía y ecología» con la presentación y conclusiones de Enrique Dussel. 16 de octubre en la UACM.
«Por un materialismo ecológico»: Alfred Schmidt
RESUMEN
Alfred Schmidt actualiza en este texto su análisis de la obra de Marx que había hecho originalmente en su famoso libro El concepto de naturaleza en Marx (primera edición en alemán 1962). Al contextualizar su estudio en el entorno de los debates posteriores a la publicación de su libro, sobre “conciencia ecológica”, “límites del crecimiento”, “civilización alternativa”, “técnica blanda” o “crisis ecológica”, reafirma algunas posturas del texto original, comola defensa deMarx en contra de la falsa acusación de ser parte de una ideología ingenuamente progresista, típica de del siglo XIX. Al mismo tiempo relativiza, sin anularlo, el modo de pensar orientado a la praxis e historia humanas, al subrayar la influencia, por lo general subestimada, de Feuerbach sobreMarx. Un materialismo ecológico podría partir entonces de ciertas reflexiones de Feuerbach sobre la sensualidad emancipada y la relación contemplativa con la naturaleza.
Palabras clave: Praxis, sensualidad emancipada, ecología, materialismo, Marx, Feuerbach, theoría crítica.
«¿Qué es el ecosocialismo?»: Michael Löwy
El crecimiento exponencial de la contaminación del aire en las grandes ciudades, del agua potable y del medioambiente en general; el calentamiento del planeta, el derritimiento de los glaciares polares, la multiplicación de catástrofes “naturales”; la destrucción de la capa de ozono; la destrucción, a una velocidad creciente, de los bosques tropicales y la rápida reducción de la biodiversidad por la extinción de miles de especies; el agotamiento de tierras, su desertificación; la acumulación de residuos, principalmente nucleares, imposible de manejar; la multiplicación de accidentes nucleares y la amenza de un nuevo Chernobyl; la contaminación de la comida, las manipulaciones genéticas, las “vacas locas”, la carne con hormonas. Se encienden todas las alarmas: es evidente que el curso enloquecido de las ganancias, la lógica productivista y la mercantilización de la civilización capitalista/industrial nos conduce a un desastre ecológico de proporciones incalculables. No es ceder al «catastrofismo» constatar que la dinámica del «crecimiento» infinito inducido por la expansión capitalista amenaza los fundamentos naturales de la vida humana en el planeta [1].
«¿Cómo pensar las transiciones poscapitalistas?»: Jorge Riechmann
Jorge Riechmann, profesor de la UAM, habla sobre: «¿Cómo pensar las transiciones poscapitalistas?»
Esta ponencia se enmarca en el curso «Transiciones a la sustentabilidad: alternativas socioecológicas» dirigido por Jorge Riechmann y coorganizado por FUHEM Ecosocial, Ecodes, Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM) y FYL, y se inscribe dentro del programa de Cursos de Verano de la Universidad Autónoma de Madrid.
«Toda cosificación es engaño, pero no hay sociedad sin cosas y, por tanto, no hay sociedades sin engaño…»: Entrevista a Santiago Alba Rico, a propósito de “Tiempo, tecnología, capitalismo”, por Salvador López Arnal
Escritor, traductor, activista cultural, periodista, autor teatral, colaborador en numerosos medios alternativos, arabista, guionista. Santiago Alba Rico es igualmente uno de los grandes filósofos europeos no eurocentristas que siente el compromiso con los y, sobre todo, con las personas más desfavorecidas que le es anexo como una de las características más esenciales del filosofar auténtico, del que, como diría Mario Bunge, no se ocupa de trivialidades insustantivas. Entre sus libros más esenciales La ciudad intangible y Capitalismo y nihilismo
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Has publicado recientemente en Revista Ecologista un artículo, en mi opinión excelente, lleno de mil novecientas diecisiete ideas, titulado “Adiós a las cosas”. Me gustaría centrarme en él. Algunas veces, afirmas inicialmente, has descrito la “condición antropológica” del ser humano como una “mesopotamia de la evolución”. La expresión, la metáfora, es magnífica. ¿Nos la explicas un poco?
Es una fórmula resultona, sí, pero tampoco tan original en su contenido. Es una idea que, bajo otra formula, está ya recogida en algunos de mis libros (La ciudad intangible, Capitalismo y nihilismo y El naufragio del hombre): la tentativa, por así decirlo, de asociar la “condición humana”, como apertura “local” de posibilidades, a una “estación histórica” con un comienzo y quizás un fin determinados; a un “período” y a un “estado” fuera del cual no se podría hablar propiamente de “ser humano” sino sólo de subhumanidad o suprahumanidad, de prehumanidad o posthumanidad; el único “período” o “estado” en el que, para bien y para mal, se podría hablar de “relaciones antropológicas”. Esa “mesopotamia de la evolución” -entre la “inhumanidad” del hambre original y la del “consumo” capitalista, cierre categorial del hambre como modelo antisocial- yo la llamaba “neolítico”, menos con la intención de definir en términos paleontológicos este “período” que recordando lo que para el historiador inglés Eric Hobsbawm constituye el “gran acontecimiento del siglo XX”: el fin -precisamente- del neolítico. Ese fin es el fin de la “condición humana”, el umbral de la superación de la humanidad, el comienzo de la “obsolescencia del Hombre”, por decirlo con Günther Anders. Estamos viviendo en un mundo virtualmente post-humano como consecuencia de la combinación de capitalismo y tecnología: de la presión brutal sobre los territorios y de la desterritorialización de los cuerpos y de las relaciones entre ellos. Puede que todo vaya a ser mucho mejor -tengo mis dudas- pero no será ya “antropológico”.
«The environmental crisis and capitalism»: Fred Magdoff and Lawrence Susskind
The environmental damage being done to the earth has reached crisis proportions. Many causes have been proposed: too many people; industrial society; human ignorance or inability to control themselves; human nature (greed); and a «perpetual growth philosophy.» Discussion will be focused on how the inner logic and normal functioning of our economic system is contributing to this crisis.
Fred Magdoff is professor emeritus of plant and soil science at the University of Vermont. He is author of numerous articles and books on agriculture, world food problems, and the environment. He is coauthor with John Bellamy Foster of What Every Environmentalist Needs to Know About Capitalism (2011).
Lawrence Susskind, Department of Urban Studies and Planning; Director, MIT Science Impact Collaborative; Co-Director, Water Diplomacy Workshop
«Things Fall Apart: Cosmovision under Capitalism»: Chris Gilbert
Capitalism has the dubious honor of being the first civilization lacking in a cosmovision. From original communitarianism forward, we encounter societies that see man as part of a more or less inviolable socio-natural order: these ordering systems range from the totemic structures of original communitary societies to medieval conceptions such as the “great chain of being.”
The best explanation for this nearly universal characteristic is that in all previous societies human beings were in the dominated pole of the society-nature dyad. As a consequence, there evolved rich mythological apparatuses. Myth served to mediate the relation to a natural world that could not be controlled or dominated.
Socio-natural ideas of order even informed practices of governance in as much as rulers inevitably sought to maintain – and were responsible for – a harmonious relation with nature. The classical scholar George Derwent Thomson refers to how Chinese emperors of the Zhou Dynasty were charged with maintaining a correct relation with the elements:
“If the emperor did not govern in harmony with the celestial movements – Thomson writes – bad omens would appear and society would fall into disorder. At the same time, the society’s good government was a necessary condition for maintaining the natural order.” [1]
In the modern world this type of relation is relegated to literature. For example, in the Elizabethan drama King Lear, the political crisis is linked to an environmental one. A real tempest runs parallel (with its “fretful elements”) to the political and social disorder unleashed in the kingdom.
«De cómo la escasez de recursos y el cambio climático podrían producir una explosión global»: Michael T. Klare
Prepárense. Puede que aún no se lo digan, pero, según los expertos de todo el mundo y la comunidad de la inteligencia estadounidense, la tierra está cambiando ya bajo sus pies. Lo sepan o no, Vds. están sobre un planeta diferente, un mundo con los recursos asediados a un nivel no experimentado nunca antes por la humanidad.
Dos escenarios de pesadilla –la escasez global de recursos vitales y el comienzo de un cambio climático extremo- están empezando ya a converger, y es muy probable que en las próximas décadas produzcan una oleada de agitación, rebelión, competitividad y conflicto. Puede que aún sea difícil discernir cómo será ese tsunami de desastres, pero los expertos advierten de “guerras del agua” sobre disputados sistemas fluviales, de disturbios alimentarios globales provocados por las crecientes subidas de los precios de los productos básicos, de migraciones masivas de refugiados climáticos (que acabarán desencadenando actos de violencia contra ellos) y de ruptura del orden social o de colapso de los Estados. Es probable que, al principio, ese caos estalle básicamente en África, Asia Central y otras zonas del Sur subdesarrollado, pero, con el tiempo, todas las regiones del planeta se verán afectadas.
Para apreciar el potencial de esta amenazante catástrofe, es necesario examinar cada una de las fuerzas que están combinándose para producir ese futuro cataclismo.