«Arte, ideología y materialismo en Valentín Volóshinov, Bertolt Brecht y Louis Althusser»: José María Durán
I. Cuestiones de materialismo y dialéctica en V. Voloshinov
1. Introducción
1.1. Ideología y conciencia
En el contexto de la lingüística soviética de los años 1920 y 1930 los escritos de Valentín Volóshinov sobresalen como una de las aportaciones más originales al desarrollo de una filosofía marxista de los fenómenos ideológicos.[2] En la introducción a El marxismo y la filosofía del lenguaje de 1929 Volóshinov reconoce que “[h]asta ahora no existe ningún estudio marxista de la filosofía del lenguaje», por lo que en su libro asume “la modesta tarea de señalar sólo el sentido general de un pensamiento lingüístico auténticamente marxista, así como aquellas pautas metodológicasa las cuales tal pensamiento habría de sujetarse en su enfoque de los problemas lingüísticos concretos.” [3] Asimismo, Volóshinov señala la dificultad para encarar un trabajo semejante debido a la falta de una teoría marxista “comúnmente aceptada” acerca de la “realidad específica de los fenómenos deológicos”, entre los cuales Volóshinov ubica el lenguaje en tanto que “realidad específica material de la creatividad ideológica” [4]. Además, Volóshinov añade que aunque los “fundadores del marxismo dejaron una definición del lugar de la ideología en la totalidad de la vida social”, éstos no contribuyeron al estudio ni del “material de la creación ideológica” ni de “las condiciones de la comunicación ideológica”, y se lamenta de que aquellas áreas del conocimiento que apenas fueron abordadas por Marx y Engels se hayan visto “invadidas por las categorías mecanicistas”, por lo que se encuentran
todavía en la fase de un materialismo mecanicista predialéctico, lo cual se pone de manifiesto en el hecho de que en todas las ramas de la ciencia de las ideologías predomina hasta ahora la categoría de la causalidad mecanicista. Tampoco ha sido desterrado el concepto positivista de lo empírico, la reverencia ante el «hecho» visto no dialécticamente, sino como algo inamovible y estable. El espíritu filosófico del marxismo no ha penetrado casi en estas regiones. [5]
La alusión de Volóshinov a la explicación dada por los fundadores del marxismo acerca del papel de la ideología en la vida social bien puede estar referida a La ideología alemana, una obra que permaneció sin publicar en vida de Marx y Engels. El Instituto Marx-Engels de Moscú publicó por primera vez en 1932 el conjunto de manuscritos que forman el libro que hoy conocemos como La ideología alemana, por lo que es posterior a la publicación de El marxismo y la filosofía del lenguaje. Aunque David Riazánov, el director del Instituto hasta 1930 cuando cayó en desgracia, y que había trabajado en la edición del texto, ya había publicado en 1924 en ruso (y en alemán en 1926) el capítulo inicial conocido como “I. Feuerbach”, fundamental para la concepción materialista de la conciencia. Terrell Carver sostiene que cuando los materiales que constituyen La ideología alemana fueron publicados en la forma de libro, éste rápidamente se convirtió en algo así como la explicación oficial de la concepción materialista frente a las corrientes idealistas en filosofía, sobre todo el capítulo inicial “I. Feuerbach”, compuesto por el equipo editorial de Riazánov y publicado de forma separada por su evidente valor estratégico, político e ideológico, pues aquí se despliega, o eso parece insinuar Riazánov al publicar los manuscritos bajo el epígrafe de la crítica a Feuerbach, el esquema original de la interpretación materialista de la historia (a la que hacía referencia Engels en su Ludwig Feuerbach) tan relevante para las generaciones subsiguientes de marxólogos y también para Louis Althusser, quien identificó en esta obra el punto de ruptura entre el Marx joven y el Marx maduro.[6]
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Fuente: Revista Demarcaciones