«Hegel y la ‘enajenación'»: Evald Vasilievich Iliénkov
Cualquier intento de reanalizar críticamente la filosofía hegeliana del derecho tropieza inmediatamente con los agudísimos problemas de nuestro siglo XX, y precisamente con aquellos que prácticamente todavía no han sido resueltos. Por eso Hegel se convierte inmediatamente en pretexto para el descubrimiento de la discrepancias actuales, y cualquier interpretación de Hegel es implícitamente expresión de una u otra posición ideológica (consciente o inconscientemente). En especial esto se cuenta precisamente en la filosofía del derecho, por cuanto se trata aquí directamente sobre aquellas cosas como el Estado, la propiedad, la sociedad y la personalidad, etc. Como resultado, Hegel se presenta como una representación a su manera no desarrollada de la contemporaneidad, del siglo XX, als seiner Keim.1 Por esta causa las interpretaciones de Hegel siempre tienen –sea o no evidente– un objetivo sobreentendido: “Das Böse im Keim zu ersticken”.2 O al revés: “Das Gute im Keim zu pflegen”.3 Esto es claro en aquellos giros del lenguaje como, por ejemplo, el “Criptohegelianismo de Stalin”,4 que, a propósito, más bien significan lo contrario: “Criptostalinismo de Hegel”…
Sin embargo, qué se considera aquí por “malo” y qué por “bueno” se establece –de suyo se comprende– independientemente por completo de la consideración del propio Hegel, podemos decir: “a priori”.
Por lo visto, esto es imposible de esquivar. ¿Y acaso hará falta? Pues precisamente por eso Hegel está hoy todavía vivo: porque están vivos (esto es, permanecen sin solución) aquellos problemas que él pudo plantear. Aquellos mismos problemas en relación con los cuales la “Weltgeschichte als das Weltgericht”5 aún no ha pronunciado su última palabra. La filosofía hegeliana aunque no permite (aunque sea teóricamente) resolver tales problemas, sí permite al menos presentarlos, formarlos. Y esto ya es mucho.
El modo de solución (tanto teórica como prácticamente) de estos problemas es ya objeto de otra conversación, que va mucho más allá de los marcos de la consideración del propio Hegel. A la vista de tales problemas, que asumen en nuestros días una agudeza mucho mayor que en los tiempos de Hegel, pertenece también al famosos problema de la “enajenación”. En torno a este problema se ha escrito tanto que uno siente incluso un miedo involuntario pronunciando esta palabra. Más aún porque en relación al sentido que se encierra en ella no hay completo acuerdo ni siquiera entre los marxistas. Y la claridad en este punto claro que es necesaria, por cuanto con el concepto de “enajenación” está relacionada, en esencia, aquella etapa decisiva del desarrollo de las opiniones de Marx como filósofo, que fue definida por él mismo como “ajuste de cuentas con la dialéctica hegeliana”. No hay dudas de que el concepto de “enajenación” es poco menos que el concepto central de los “Manuscritos económicofilosóficos” y “Extractos de los economistas”.
Aquí, antes de pasar a lo siguiente, se impone hacer un pequeño aparte de carácter puramente lingüístico, decir algo sobre una circunstancia puramente externa, la cual resulta a veces una fuente complementaria de incomprensiones y mutuas divergencias. El asunto es que en lengua rusa el término “enajenación” encubre por lo menos tres términos alemanes no muy coincidentes: “Entfremdung”, “Entäusserung”, “Veräusserung”. Por esto en las traducciones rusas con frecuencia se eluden algunos matices (puede que muy importantes) del pensamiento de Marx; y precisamente en aquellos puntos donde se habla justamente sobre la contraposición de sus posiciones al sistema conceptual hegeliano. Para diferenciar “Entfremdung”, “Entäusserung” y “Veräusserung” no hay en la terminología filosófica rusa términos firmes y unívocos, y todos los intentos de crearlos han llevado hasta hoy a la aparición de construcciones muy desproporcionadas y claramente inviables.
Quisiera dirigir hacia esta circunstancia la atención de los camaradas alemanes que consideran el término “Entfremdung” en calidad de sinónimo total del modo específicamente capitalista de apropiación del plustrabajo, como significación filosófica abstracta y, por tanto, como absolutamente inaplicable a los fenómenos de la sociedad socialista, como “unglimpfliche Word”,6 como “Signum, unter dem manche Leute uniere sozialistische Staat und Partie schämen wollen”7 (informe de H. Mende). Para mí no queda claro si es que este razonamiento se relaciona también con el término “Entäusserung”, si acaso es o no, además, una “Schimpfwort” (injuria).
“Hegel y la «enajenación»” es la ponencia de E. V. Iliénkov al Congreso Internacional sobre Hegel en Praga (1966). En ruso se publica por primera vez. En alemán está publicado en “Escritos filosóficos” (Философская часопись), No. 3, 1967.
Traducido por Rafael Plá León
Santa Clara, 22 marzo 2004