«La psico-biología del marxismo como categoría antropológica en el ideario fascista español»: Rafael Huertas
Resumen
Durante la Guerra Civil española, los Servicios Psiquiátricos Militares del ejército franquista llevaron a cabo estudios psicológicos y antropológicos en una amplia serie de prisioneros de guerra, pertenecientes a las Brigadas Internacionales, así como en una serie más reducida de prisioneros políticos. Dichos estudios, publicados entre 1938-39, concluían con la definición de las características psico-biológicas del llamado fanatismo marxista.
El presente trabajo realiza un análisis crítico de estas investigaciones, tanto desde el punto de vista metodológico como ideológico, resaltando el papel legitimador que los médicos fascistas pretendieron encontrar en la ciencia (antropología, psiquiatría y psicología) con el objetivo de desprestigiar al marxismo y de erigirse en garantía del orden en el Nuevo Estado.
Palabras clave: Psiquiatría, Psicología, Antropología, Medicina Militar, Fascismo, Marxismo.
Está suficientemente demostrado que uno de los objetivos políticos primordiales de los estados totalitarios es el de su propia legitimación. La transformación de su capacidad coercitiva y/o represiva en autoridad legal y, sobre todo, moral, constituye un elemento inexcusable para conseguir la aceptación acrítica, por parte de los ciudadanos, de unos valores que se convierten en pilares imprescindibles de cualquier autocracia.
La dictadura franquista no fue una excepción y, junto a la utilización de mensajes en positivo, como la Paz de Franco, o de mitos, como el de la Hispanidad, se recurrió también al cuidadoso diseño de categorías negativas, que se convirtieron en verdaderas bestias negras para en nacional-catolicismo imperante: el famoso y nunca bien definido contubernio judeo-masónico, el oro de Moscú, la amenaza marxista, etc. En definitiva, como bien ha indicado Isabel Jiménez Lucena:
«En la primera etapa del franquismo el marco de reafirmación estaba compuesto por unas doctrinas legitimadoras basadas en justificacioens ideológicas más o menos elaboradas: el nacionalismo en el sentido de rechazo de lo exterior, de lo extranjero; el antiliberalismo y el anticomunismo meidante los que se atribuían las desgracias padecidas a los seguidores de esas opciones; la sacralización del poder que permitía identificar a los vencedores con los elegidos por Dios y, por tanto, como los representantes del bien; la concepción autoritaria de la vida; y la concepción armónica de la realidad»
Sin embargo, la ofensiva ideológica destinada a legitimar el glorioso alzamiento nacional comenzó con anterioridad al fatídico 1 de abril de 1939, de manera que si durante la República las obras téoricas de José A. Primo de Rivera o de Ramiro de Maeztu, así como la difusión del ideario fascista llevado a cabo por revistas como Acción Española, fueron preparando el terreno; ya en plena Guerra Civil tuvieron lugar aportaciones que, si bien poco conocidas, nos revelan hasta qué punto ese afán legitimador justificó absurdos excesos que, lejos de ser anecdóticos, nos permiten comprender -y no olvidar- la peligrosa lógica interna de la intolerancia fascista, aun cuando, en ocasiones, pretendiera apoyarse en justificaciones y argumentos de carácter científico.
Rafael Huertas, Dpto de Hª de la Ciencia. Centro de Estudios Hº CSIC
Ver también:
“Els nens perduts del franquisme”: Montse Armengou i Ricard Belis