«El concepto de actividad psicológica»: Kozulin, A.
El concepto de actividad psicológica es fundamental en la psicología de Vygotsky. Su importancia se puede equiparar a la del concepto de conducta en la psicología estadounidense y a la del concepto de conciencia en la psicología europea clásica del siglo XIX. El concepto de actividad impregna el trabajo de todos los seguidores de Vygotsky, tanto en Rusia como en Occidente, pero precisamente por esta misma razón ha sido difícil definirlo con claridad. Desde su concepción inicial durante los años veinte, esta categoría ha experimentado una metamorfosis y ha sido objeto de tantas disputas que no se puede comprender adecuadamente fuera del contexto de su historia.
El objetivo de este capítulo es proporcionar un análisis histórico-teórico de la evolución del concepto de actividad en la psicología de Vygotsky. El origen de este concepto se puede encontrar en los primeros escritos de Vygotsky (1979, 1994), donde proponía que la actividad socialmente significativa (Tätigkeit) puede actuar como principio explicativo de la conciencia humana y se puede considerar un generador de la misma. Más adelante Vygotsky incorporó el concepto de actividad en su teoría cultural-histórica de las funciones mentales superiores y lo empleó en sus estudios del desarrollo del lenguaje y de la formación de conceptos.
Parece que se produjeron dos acontecimientos muy importantes en la historia del concepto de actividad. El primero ocurrió a mediados de los años treinta, cuando un grupo de discípulos de Vygotsky se separó de su maestro y propuso una versión «revisionista» del concepto. Esta teoría «revisionista» colocaba la actividad práctica (material) en un primer plano, al tiempo que restaba importancia al papel de los instrumentos simbólicos como mediadores de la actividad humana (Leontiev y Luria, 1956; Zinchenko, 1984). Esta versión de la teoría de la actividad fue elaborada por Leontiev (1978, 1981), quien se ganó en la Unión Soviética el reconocimiento de intérprete oficial de las ideas de Vygotsky. Así es como nació el mito de la continuidad directa entre las teorías de Vygotsky y las de Leontiev. Sólo desde finales de los años setenta se ha sometido este mito a un examen crítico. También fue a finales de lo años setenta cuando se produjo el segundo acontecimiento importante en la historia de las ideas de Vygotsky. Después de un retraso de casi medio siglo, la psicología occidental «descubrió» por fin a Vygotsky y sus escritos estuvieron a disposición de los lectores de habla inglesa (Vygotsky, 1978, 1986, 1987; Vygotsky y Luria, 1993; Van der Veer y Valsiner, 1994; Wertsch, 1981). Las ideas de Vygotsky se empezaron a emplear cada vez con más frecuencia en la psicología evolutiva y educativa, en la psicolingüística y en un nuevo campo denominado «estudios socioculturales» (Wertsch, 1985; Moll, 1990; Forman, Minick y Addison Stone, 1993). En toda esta diversidad de aplicaciones, la noción de actividad psicológica aparecía una y otra vez como un problema que se debía abordar tanto en el plano teórico como en el práctico.
La actividad como principio explicativo
El problema de la actividad apareció por primera vez en el artículo de Vygotsky (1979) titulado «La conciencia como problema para la psicología de la conducta», publicado en 1925. En este artículo, Vygotsky intentaba restablecer la legitimidad del concepto de conciencia, que en esa época estaba siendo cuestionado agresivamente por los conductistas de Occidente y por los seguidores de Pavlov en la Unión Soviética. Sin embargo, aunque devolvió la conciencia a su lugar dentro de la psicología, Vygotsky no estaba dispuesto a volver a la psicología mentalista introspectiva, tradicional del siglo XIX. La principal objeción de Vygotsky a la tradición mentalista era que su teorización se había encallado en un círculo vicioso donde los estados de conciencia se explicaban mediante el concepto de conciencia. El conductismo, en su rechazo de la conciencia, evitaba sin más este problema declarando que todos los fenómenos psicológicos son meros derivados de conductas de tipo reflejo.
En su intento de devolver la conciencia a la psicología, Vygotsky descubrió varias actividades humanas capaces de actuar como generadoras de la conciencia. En primer lugar señaló la naturaleza histórica de la experiencia humana. Los seres humanos emplean muchos conocimientos, experiencias e instrumentos simbólicos que se transmiten, por herencia no biológica, de generación en generación. El individuo no vive tanto en el mundo de su experiencia como en un mundo encaramado en la cima de toda la historia anterior. El segundo aspecto de la experiencia humana es su deuda con el entorno social y con las experiencias de otras personas. Las relaciones entre el yo y los otros desempeñan una función fundamental en el esquema teórico de Vygotsky. Un individuo sólo adquiere conciencia de sí mismo en las interacciones con otros individuos y a través de ellas.